El Partido de la Sociedad Democrática (DTP, nacionalista kurdo) exigió ayer que el estado turco se implique en un proceso de paz con el gurpo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) tomando como ejemplo las conversaciones establecidas entre los líderes políticos de España e Irlanda con los grupos ETA e IRA respectivamente, informa hoy The New Anatolian.
El DTP celebró ayer su primer congreso en el Centro Deportivo Atatürk de Ankara en el que Ahmet Türk y Ayse Tugluk fueron reelegidos como colíderes de la formación. Este sistema de dirección bicéfala ha sido criticado por la Corte de Apelaciones (Tribunal Constitucional) que exigía un liderazgo unipersonal, al estilo del resto de partidos.
Türk pidió a las fuerzas políticas turcas que cesen su guerra contra el PKK, establezcan un diálogo con el grupo terrorista y concedan una amnistía a sus miembros, algo bastante poco probable por los recelos que despierta entre los turcos una hipotética autonomía de la región sureste del país. Turquía ha sopesado en algunas ocasiones la posibilidad de realizar operaciones militares en el norte de Irak donde supuestamente se encontrarían las bases del PKK, opción que es ampliamente apoyada por los turcomanos de la Región Kurda del Norte de Irak que constantemente denuncian los abusos de la nueva autoridad kurda a través del canal iraquí Türkmen TV.
En el congreso del DTP también se solicitaron nuevas inversiones en la zona sureste de Turquía para paliar la pobreza de la zona y la abolición de la barrera electoral del 10 por ciento en las elecciones parlamentarias -una medida que exigen todos los partidos pequeños y medianos-, informa Turkish Daily News.
Presencia de Batasuna e indefinición política
Entre los invitados al congreso del DTP se encontraban Gorka Elejabarrieta, de Batasuna, y Philip Mc Guigin, del Sinn Fein irlandés. Y es que el proceso de paz que comenzó hace unos meses en Euskadi ha animado a los nacionalistas kurdos a hacer públicas sus demandas.
Pero el problema del DTP es que adolece de una clara estrategia política. El DTP fue fundado, entre otros, por la histórica líder kurda Leyla Zana en el verano del año pasado, como sucesor natural del partido DEHAP. Su presentación coincidió con una conferencia organizada por la UE sobre Turquía y los kurdos en la que se ofreció ayuda a estos políticos siempre que se alejasen del PKK. El nuevo partido, entonces llamado Movimiento de la Sociedad Democrática (DTH), rechazó la violencia como camino hacia la consecución de los derechos de los kurdos, pero el resto de fuerzas políticas le achacan no haber condenado ni uno sólo de los atentados realizados durante la primavera por el PKK.
La histórica líder kurda, Leyla Zana, en un celebración tradicional
¿Por qué esta falta de estrategia?
Como ya se ha señalado la debilidad del DTP se debe a que no es capaz de elegir una línea política autónoma. Tras 20 años de conflicto en la zona kurda de Turquía, con abusos continuados del ejército turco, el PKK aún dispone de gran apoyo entre los kurdos. Y además, debido a la pobreza de la región, ingresar en la banda o realizar pequeños trabajos para ellos es también una salida económica para muchos jóvenes faltos de oportunidades.
El DTP no ha sabido mantener una línea independiente del PKK y se debate entre su pragmatismo político y sus antiguos vínculos. En la mentada conferencia de la UE, se anunció la afiliación del predecesor de este partido (el DEHAP) a la Internacional Socialista. ¿Qué hace pues compartiendo asiento por un lado con los socialdemócratas y por otro con los independentistas como Batasuna o Sinn Fein?
Quizás la solución haya que buscarla en el norte de Europa. Los países escandinavos han acogido desde hace varias décadas a los refugiados políticos kurdos y en esos lugares se han reorganizado, en muchos casos con la ayuda de los poderosos partidos socialdemócratas noreuropeos. Los socialdemócratas, además de brindar un goloso apoyo económico, han procurado atraer hacia sus posiciones a los kurdos, que en un principio partían de posiciones marxistas radicales.
Y así han sufrido un proceso de descafeinamiento ideológico (hasta sólo quedar las tesis nacionalistas) similar al que se ha producido en Batasuna o Sinn Fein a medida que parecía acercarse el fin del conflicto. La izquierda turca -con la que se alíaba anteriormente- se lo reprocha. Pero quizás es también una estrategia electoral para reconquistar a su votantes.
Los kurdos fueron electores tradicionales de los partidos islamistas hasta que el conflicto en el sureste de Turquía tomó dimensiones militares. A partir de entonces, la fuerza política más votada por los kurdos fue el HADEP (antecesor del DEHAP y del DTP), un partido nacionalista kurdo y de extrema izquierda. Pero la única razón para este cambio de voto tan radical fue la opresión que, durante años, han sufrido los kurdos de Turquía.
Al llegar esta paz relativa de los últimos años (tras el encarcelamiento del líder del PKK, Abdullah Öcalan) lo lógico es que los kurdos vuelvan a su tradicional voto conservador, y el DTP ha tenido que moderarse esperando sobrepasar esa temible barrera del 10 por ciento y superar su tradicional tope del 7 por ciento de los votos a nivel estatal.
Por el contrario, una vertiente nunca tocada al analizar el conflicto kurdo es la de la integración. Como afirma el profesor Francisco Veiga -aludiendo a las tesis de Fatma Müge Göcek sobre la burguesía bifurcada- hay un gran número de kurdos integrados en la sociedad turca y en el estado. Se trata, mayormente, de kurdos procedentes de la burguesía formada en los años 50 y que desempeñan profesiones liberales. Como ejemplo señalar que el 30 por ciento de los parlamentarios de la Gran Asamblea Turca son de origen kurdo (los kurdos representan el 20 por ciento de la población de Turquía) y que dos de los más famosos presidentes de Turquía, Ismet Inönü y Turgut Ozal (en la foto), también tenían origen kurdo.
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