11 julio 2006

Olivier Roy liga el fundamentalismo a la crisis de la cultura

ANDRES MOURENZA
Miraflores de la Sierra (Madrid)
Que una ley penalizadora del adulterio, en un país mayoritariamente musulmán como Turquía, es una medida de carácter cristiano y perjudica a los conservadores islámicos, es una reflexión que quizás nadie había planteado antes. Pero ésta fue una de las conclusiones a las que llegó el investigador de la École de Hautes Études de Sciences Sociales de París Olivier Roy a través del análisis sobre la realidad europea y el Islam en la conferencia que ayer pronunció en la residencia La Cristalera (Madrid), dentro del curso de El País "El protagonismo del Islam. El mapa de las religiones". El revuelo que provocó en la prensa y la Unión Europea esta medida sobre el adulterio –en la que posteriormente el gobierno turco dio marcha atrás– es uno de los ejemplos de los clichés presentes actualmente en la sociedad y la política europeas. Según Roy, leyes sobre el adulterio existen en diez estados de los EEUU. Si los mitos que genera una sociedad sobre “el otro” son comparables a aquellos que genera sobre sí misma –como apuntó otro de los ponentes, Haizam Amira Fernández- no es de extrañar que la cultura occidental no sea capaz, en muchas ocasiones, de comprender que los procesos que se dan en las diferentes religiones sean bastante similares. Una de las lecciones del islamólogo francés fue su descripción del proceso de crisis cultural que sufren las sociedades de hoy en día. Para Olivier Roy el avance del fundamentalismo –salafista y evangélico– tiene que ver con un proceso de desterritorialización y desaparición de las culturas tradicionales; afirmación que rompe con el esquema mental de que el integrismo es un retorno al arcaísmo. Los inmigrantes de origen musulmán en Europa no visten chilabas como sus abuelos, sino ropa confeccionada al estilo americano. Esta ruptura con la cultura de procedencia, sumada a la difícil integración en base a unos modelos que ya han caducado, produce el vacío cultural e identitario que puede desembocar, en ciertos casos, en la afirmación de creencias fundamentalistas. Esta situación no sólo se produce entre los inmigrantes de origen musulmán -explicó Roy- sino que su alcance es parecido en la religión cristiana: el protestantismo evangélico se nutre principalmente de los sudamericanos que han emigrado a España. Estos movimientos son, por tanto, propios de nuestro tiempo y reúnen una característica básica: son movimientos religiosos principalmente dirigidos a los individuos. En este punto, Roy añade el concepto de la “conversión”. Desaparecidas las iglesias nacionales, o en proceso de extinción, es un síntoma típico de este momento histórico que en los movimientos fundamentalistas se encuentre gente procedente del entorno de otras religiones. “Gente que ha perdido sus referencias culturales”, como lo expresó el investigador galo. Olivier Roy quiso finalizar su intervención recordando una frase del escritor francés André Malraux: “el siglo XXI será el siglo de las religiones”. El peligro podría residir en que cada sociedad y cada religión posee un sistema de estereotipos sobre las demás, como denunció Amira Fernández, y de ahí la importancia que tiene el periodismo internacional ya que, según afirmó el tercer ponente de la jornada, el periodista de El País Antonio Caño: “la mala información conduce al conflicto y la buena puede ayudar a solucionarlo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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