La explanada de las mezquitas, cuya remodelación de las rampas de acceso ha provocado polémica (Foto: Siglo XXI)
La visita del primer ministro israelí Ehud Olmert a Turquía ha dejado patente la importancia de Ankara para el equilibrio en el este del Mediterráneo y en Oriente Próximo. Así lo certificó y agradeció Olmert tras su entrevista con su homólogo turco Recep Tayyip Erdogan: “Turquía es un puente entre nosotros y los países musulmanes árabes”.
De hecho, Erdogan, que había criticado justo antes de la visita las recientes obras ordenadas por el alcalde de Jerusalén en la Explanada de las Mezquitas (tercer lugar santo para el Islam tras La Meca y Medina) muy polémicas entre los musulmanes, consiguió que Olmert acepte que un equipo de técnicos turcos visite el lugar y certifique ante los demás países musulmanes, si es el caso, que no existen problemas para la mezquita de Al-Aqsa.
Turquía, un país de mayoría musulmana y régimen laico con un gobierno demócrata-musulmán, resulta un país de confianza para ambas partes. Los turcos se hallaron entre los primeros en reconocer al estado de Israel en 1949 pero también reconocieron en los ochenta la soberanía de la Autoridad Nacional Palestina, algo que muchos otros países que también mantienen relaciones con Israel no han hecho. Turquía es un gran socio comercial de Israel con un volumen de negocio de 2.000 millones de euros anuales y 400.000 turistas judíos visitan Turquía cada año. Tras los desmanes israelíes en Palestina, Turquía es uno de los pocos aliados firmes en la región.
Esta posición intermedia ha permitido que el gobierno de Erdogan esté jugando un papel bastante interesante en el conflicto palestino-israelí. El pasado año, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, en el gobierno) recibió a una delegación de Hamas tras su victoria en las elecciones palestinas ante las reprimendas de los países europeos que se esforzaban por bloquear todo tipo de ayuda a los palestinos para “castigarles” por su elección democrática de un partido molesto para Occidente. A pesar de las más que previsibles quejas de la diplomacia israelí, no se deterioraron las relaciones bilaterales.
Un momento de la rueda de prensa de ambos líderes el pasado jueves (Foto: Armenews)
Turquía también apuesta por el acercamiento entre Siria e Israel, algo deseado por ambas partes pero que ninguno se atreve a decir en público. Una delegación turca se entrevistó con Bashar al Assad, presidente de Siria, en diciembre. Ahora tras el encuentro entre Erdogan y Olmert, el primer ministro turco volverá a Siria. Por supuesto, los turcos no viajan tanto a ese país para buscar dátiles.
“La paz en Oriente Próximo es nuestro principal objetivo, por eso seguiré viajando a Siria”, afirmó ayer Erdogan. “Nosotros queremos la paz con Siria”, respondió Olmert.
Colaboración trilateral.
La zona industrial de Erez, inutilizada por los ataques israelíes (foto: The Washington Post)
Quizás el mejor ejemplo de los resultados del trabajo turco por la paz entre israelíes y palestinos sea la iniciativa para la revitalización de la Zona Franca Industrial de Palestina. Este plan presentado recientemente por la Unión de Cámaras de Comercio y Bolsas de Turquía (TOBB) consiste en crear una zona franca en el antiguo sector industrial israelí de Erez.
Tras la retirada de las fuerzas israelíes de Gaza, se abandonaron las fábricas de Erez, gestionadas por empresarios israelíes que utilizaban mano de obra palestina. Los ataques de Israel durante el pasado año acabaron por destruir e inutilizar la zona industrial provocando un ahogo económico aún mayor entre los palestinos de Gaza (que están además aislados de sus compatriotas de Cisjordania).
La iniciativa de la TOBB pretende crear una “isla económica” que técnicamente opere como suelo turco y las empresas turcas puedan instalarse en ella y dar trabajo a los palestinos. Para ello la TOBB ha conseguido un acuerdo según el cual israelíes y palestinos garantizarán que no será atacada. Su protección correrá a cargo de la guardia presidencial de la ANP. La seguridad es primordial para el proyecto porque garantizando la conexión con los mercados internacionales, la zona franca podrá permitir la recuperación económica de Gaza, actualmente al borde del desastre humanitario, según la ONU. El proyecto es apoyado tanto por israelíes como por palestinos.
“Dejemos que el pacífico humo de las fábricas se eleve sobre Gaza”, afirmó el presidente de la TOBB, Rifat Hisarciklioglu. Quizás la frase no es la más apropiada, pero sí la iniciativa.
1 comentario:
habrás leido el artículo en The Economist... http://www.economist.com/displaystory.cfm?story_id=8820431
me pareció muy interesante...
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