10 julio 2007

Lágrimas de oro

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Los corredores de la Bolsa del Oro (El Periódico) ----------
ANDRÉS MOURENZA
Existe un lugar poco conocido en el muy trillado Gran Bazar de Estambul, en una de las salidas laterales a través de las cuales se desciende serpenteando hacia el Cuerno de Oro, donde un grupo de hombres hace no se sabe qué vociferando por una especie de walkie-talkies. Los turistas normalmente pasan de largo, pero se trata de la Bolsa del Oro del Gran Bazar, uno de los mercados libres más importantes para el comercio del preciado metal. "¡Compro el gramo a 30 liras!", "¡Vendo a 50!", "¡Hay tres onzas para el lunes!", se escucha gritar a un grupo de hombres sudorosos, instalados en una desconchada bocacalle del más famoso de los mercados cubiertos de Estambul. Son los enviados de los dueños de las ricas tiendas de oro, plata y joyas que abarrotan las principales calles del bazar de la ciudad turca. En la Bolsa del Oro, los hombres anotan velozmente los precios de la mercancía en su cuaderno y se comunican con su negocio. Después van a hablar con la persona que acaba de ofertar el oro y llegan a un acuerdo. Todo ello, con una extraordinaria rapidez y en medio de un aparente caos. "Aquí todos nos conocemos, así que cuenta mucho a quién le das la palabra", explica Hacif, un veterano corredor de este peculiar mercado de valores, que contempla la acción sentado tranquilamente, y solo se acerca después de meditar bien sus jugadas. Al fin y al cabo, no hay tanta diferencia entre los mercaderes del Gran Bazar y sus trajeados colegas que desempeñan su labor en las bolsas oficiales. Un joven aparece corriendo. "Abdulá, ¿cuántos gramos tenías a 30?"...
(Continuar leyendo en El Periódico)

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta como redactas :)

Saludos,

Marta