27 agosto 2007
"¡Que se fastidie Hamilton!"
Travestis, modelos & raki
Los habitantes del altiplano
Al contemplar las solitarias paradas de autobús cubiertas de descoloridos carteles electorales, uno se da cuenta de que se adentra de lleno en el mundo rural. Si se pasa demasiado tiempo en Estambul o en Ankara, conviene huir de vez en cuando de los perennes atascos, de la polución y del bullicio extremo y, como dicen los turcos de ciudad, "subir a la yaylaaltiplano a tomar oxígeno". El objetivo de esta excursión es Niksar, una ciudad de 40.000 habitantes en la llanura que forma el río Kelkit, en la frontera entre la Anatolia Central y el Mar Negro. La zona ha sido siempre un cruce de caminos, ahora de líneas de autobús, entre las rutas del otrora Imperio Otomano que conectaban las posesiones orientales en Irán con Estambul. Los habitantes de esta zona proclaman orgullosos que su ciudad ha visto el paso de 15 civilizaciones (desde los griegos y los romanos a los danishmend y los otomanos) y ha sido capital de reinos e imperios en tres ocasiones, con su consiguiente herencia de bellas construcciones. Pero a medida que uno comienza a ascender a la yayla --pasando de 350 metros de altura a 1.300 en apenas 20 minutos--, el paisaje humano y natural cambia por completo. La naturaleza se vuelve agreste, los regatos de agua purísima descienden entre bosquecillos y el aire sopla fresco aun en pleno verano. Los campesinos y los pastores viven en su tiempo aparte, el del campo, marcado por las estaciones y el regreso, de tanto en tanto, de los hijos pródigos que hicieron carrera en la ciudad. Últimamente, las yaylas turcas tienen nuevos habitantes: con el desarrollo económico, la gente de la ciudad comienza a comprarse chalets a donde van a hacer sus "curas de oxígeno". Es la "cultura de la yayla": "Se viene al altiplano y debe de ser por el oxígeno, pero se come y se bebe bien y se duerme mejor", dice Nursen, residente capitalina. La vida tradicional de la yayla difícilmente cambia a pesar de la llegada de nuevos residentes. En Özalan, donde habitan grupos de alevís (chiís heterodoxos), las paredes del café continúan adornadas con imágenes kitsch del profeta Alí y de los 12 imanes del islam y se vota, tradicionalmente, por los socialdemócratas. En el interior, verdes valles que recuerdan a la estampa de la Galicia profunda, donde los campesinos crían vacas entre campos de maíz y reciben al visitante con el agudo sonido de la zurna (dulzaina) y los tambores. La yayla reserva sus secretos en sus zonas más altas, de nombre tan extraño como la Meseta del Jueves, cubiertas de verdes prados y de aire inhóspito aunque sobrecogedoramente bello, solo disturbado por alguna muchacha que guía a los animales de vuelta a casa. El día de fiesta, la yayla cobra vida cuando todos los habitantes de la provincia se reúnen en torno a una gran campa: los de la ciudad en vaqueros y gafas de sol, las mujeres de los pueblos con sus mantillas de flores al aire y las jóvenes de la montaña con sus velos cuidadosamente bordados. Viendo el abigarrado colorido que se forma y escuchando la alegre música del Mar Negro, uno se olvida por completo del estrés y de los bocinazos de Estambul. Debe de ser también por el oxígeno.
20 agosto 2007
Yo no soy racista pero....
Las relaciones jefe de estado-militares en el nuevo periodo
"No puedo hacerme el sordo ante el mensaje que ha enviado la gente", afirmó Abdulá Gul tras la mayoría absoluta conseguida por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) en las elecciones del pasado 22 de julio. En la campaña electoral, el PJD esgrimió el bloqueo a Gul como candidato a la Presidencia de la República por parte de los militares y la oposición como un ataque a la democracia, así que los islamistas moderados no podían menos que volver a proponer al todavía ministro de Asuntos Exteriores como candidato a la jefatura del Estado. "La gente votó contra las injerencias del Ejército", opinó el columnista Cengiz Çandar. Pero la cuestión de quién ocupará el palacio presidencial no es baladí para los militares, ya que se trata de un puesto tradicionalmente ligado al laicismo y, además, el presidente es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. No es un secreto que los militares están descontentos con la nueva nominación de Gul y, el jueves, el jefe del Estado Mayor, Yasar Buyukanit, se reafirmó en sus declaraciones de que desea a un presidente "que defienda el laicismo en esencia y no solo de palabra". INQUIETUD Tras su reelección como candidato, Gul intentó templar los ánimos: "La protección del laicismo y la imparcialidad serán mis objetivos como presidente. Los principios de la Constitución serán mi guía". Pero los militares siguen inquietos, apoyados por el principal grupo de la oposición, el Partido Republicano del Pueblo (PRP). Los generales turcos, con una importante tradición golpista, publicaron el 27 de abril el llamado "memorando electrónico" dirigido contra la primera candidatura de Gul a la presidencia. Pero el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan fue el primero de la historia turca en reaccionar con dureza a una advertencia militar y recordó al Ejército que debe lealtad al primer ministro. "La victoria del PJD en las elecciones del 22 de julio no ha cambiado la opinión del Ejército respecto a Gul, pero ahora los militares saben que no pueden intervenir tan fácilmente porque no pueden ir contra la voluntad popular, así que no espero un nuevo golpe de Estado ni un nuevo memorando", explicó a este diario Lale Sariibrahimoglu, especialista en temas castrenses del rotativo Today's Zaman. PERIODO PELIGROSO La elección de Gul como presidente creará algunas tensiones, eso sí. "Los militares no acudirán a las recepciones del nuevo presidente y mandarán a oficiales de bajo rango para intentar desacreditar a Gul", vaticina Sariibrahimoglu. Los políticos del PRP actuarán del mismo modo y han anunciado que boicotearán de nuevo la votación presidencial. "Gul no respeta los principios básicos de la República, ni el laicismo ni los acuerdos nacionales. Es el comienzo de un peligroso periodo. En 10 ó 20 años, cambiará el aspecto de Turquía hacia un islam más conservador", auguró el líder del PRP, Deniz Baykal. Pero el resto de la oposición ha decidido esta vez optar por una actitud más moderada y no unirse al boicot del PRP. "Hemos hecho todo lo posible para bloquear la presidencia de Gul, pero ya no hay modo de pararlo", se lamentó el vicepresidente del CHP, Mustafá Ozyurek. Con el anuncio de los ultranacionalistas del Partido de Acción Nacionalista (PAN) y los kurdos del Partido de la Sociedad Democrática (PSD) de que participarán en el proceso parlamentario de elección presidencial que empieza el lunes, se deshace la posibilidad de que una falta de quórum impida seguir las votaciones, como ocurrió en abril. COLABORACIÓN KURDA "Nuestro partido no hace política a base de crear crisis", señaló Mehmet Sandir, vicepresidente del PAN, partido que considera que el PJD, como vencedor en las urnas, tiene derecho a postular a la Presidencia a quien quiera. También los kurdos del PSD se muestran dispuestos a colaborar, lo que enfurece al Ejército y a los círculos laicos: los islamistas y los separatistas, trabajando codo con codo. "La candidatura de Gul es respetuosa con la Constitución", dice Sariibrahimoglu. Y el "peligro islamista" es más un fantasma que una realidad: según las últimas investigaciones, en Turquía cada vez menos mujeres llevan velo.