03 septiembre 2011

Un duelo de obstinación: el deterioro progresivo de las relaciones entre Turquía e Israel (El Periódico)

Cuando Erdogan interrumpió al moderador de un debate del Foro Económico de Davos en enero del 2009 para arremeter contra el presidente israelí, Shimon Peres, estaba furibundo. Al primer ministro turco le dolía que al israelí le dejasen 25 minutos para justificar el ataqueaGaza y a él solo 12 para criticarlo. Además, el Gobierno turco estaba muy enfadado porque su aliado israelí no le hubiese anunciado la intervención en Gaza unas semanas antes, en un momento en que Ankara mediaba para lograr la paz entre Siria e Israel.
A partir de ahí, todo fue de mal en peor. Los conflictos diplomáticos se sucedieron dando muestra de la obstinación de los líderes que gobiernan en dos de las principales potencias de Oriente Próximo. Hasta llegar al incidente de la flotilla, que supuso el punto de no retorno en unas relaciones que antaño habían sido estratégicas.
Desde principios de los 90, Ankara y Tel-Aviv forjaron una alianza cuya base eran los poderosos estamentos militares de ambos países. Los turcos compraban a Israel tecnología militar para luchar contra el PKK kurdo y compartían información sobre grupos islamistas, además de apoyar a Israel en los foros internacionales. Casi medio millón de turistas israelís tenían en Turquía un lugar seguro donde veranear.

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