
"Corría un airecillo templado que presagiaba días de tormenta. Así empezó todo.
El viento se llevaba el humo y las palabras de los fumadores tranquilos en la cubierta del transbordador que cruza el estrecho del Bósforo. Las gaviotas, guardafronteras milenarias de las costas, acompañaban el trayecto atentas a los trozos de roscas y pan que lanzaban los pasajeros. A una distancia prudencial, antes de volver a sus garitas de vigilancia, se sentaban a reposar en las olas que mecen calmadas la vida de los pescadores.
El extranjero llegó a la parte asiática de Estambul y tomó el autobús que le llevaría a una tierra de fantasías naturales, donde cada historia está escrita en forma de rocas caprichosas, grutas inverosímiles y cavernas troglodíticas, como un gallardo envite a las más elementales normas del equilibrio y de la historia. Nuestro protagonista se embarcaba en un viaje hacia la tierra de Capadocia..."
2 comentarios:
A veces, no hacen falta muchas palabras. A veces, sólo una tímida sonrisa y una cara absorta en la lectura son suficientes para ver como el lector, sitiéndose también estranjero, disfruta de una vida que no fue suya y empieza a serlo.
A veces, sobran las palabras.
CUM HABLA: ME GUSTA VIAJAR A TRAVÉS DE LAS HISTORIAS DE LOS DEMÁS...Y ESTA ES UNA MARAVILLOSA HISTORIA.
Publicar un comentario