26 febrero 2010

El Ejército y el Gobierno hacen un llamamiento a la calma (El Periódico)

La presunta junta golpista (de dcha. a izq.): Sener Eruygur (ex comandante de la Gendarmería), organizador de las manifestaciones contra el AKP en 2007 y ahora procesado por la presunta trama Ergenekon; Ibrahim Firtina (ex comandante de las Fuerzas Aéreas), detenido y posteriormente liberado esta semana por el presunto plan golpista Balyoz; Özden Örnek (ex comandante de la Marina), detenido y posteriormente liberado esta semana en la operación Balyoz y presunto autor de los "Diarios del Golpe" que se estudian en el sumario del proceso contra Ergenekon; y Aytaç Yalman (ex comandante del Ejército de Tierra). Finalmente Hilmi Özkök, Jefe del Estado Mayor entre 2002 y 2006 y quien se supone que detuvo los planes golpistas. Foto: nimg.sulekha.com
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ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL

Los máximos responsables del Estado en Turquía, el presidente de la República, Abdulá Gül, y el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, se reunieron ayer de forma extraordinaria con el jefe del Estado Mayor, Ilker Basbug, para tratar la situación del país tras la detención el pasado lunes de 49 oficiales acusados de preparar un golpe de Estado en el 2003.

De esta reunión salió un llamamiento conjunto publicado por la web de la Presidencia de la República a que todos actúen «con responsabilidad» para «no dañar las instituciones», en referencia a los ataques que ha recibido el Ejército en los medios cercanos al Gobierno por sus supuestas veleidades golpistas. También se pidió respeto a la Constitución, mensaje destinado a los militares: «Los ciudadanos deben poder estar seguros de que los asuntos pendientes se resolverán en el marco del orden constitucional y legal».

El encuentro extraordinario entre los máximos responsables del poder civil y del Ejército ha aportado cierta calma tras los últimos días de tensión, mientras los oficiales del Ejército siguen pasando por manos de los jueces. Por el momento, 13 militares han sido enviados a prisión provisional y los principales comandantes presuntamente implicados en la intentona golpista, completaron ayer su declaración. Algunos presuntos ideólogos, como el exjefe de las Fuerzas Aéreas, Özden Örnek, el exjefe de las Fuerzas Aéreas, Ibrahim Firtina, y del Primer Ejército de Tierra, Ergin Saygun, han sido puestos en libertad.

MALESTAR / El viceprimer ministro, Cemil Çiçek, ha intentado acercar posturas entre Gobierno y Ejército y se ha reunido varias veces con los militares tras los continuos rumores de que la cúpula militar amenazaba con dimitir en bloque como protesta. Estos encuentros, así como la reunión de generales del martes, parecen haber calmado los ánimos. Sin embargo, Çiçek ha reconocido a la prensa turca que hay un fuerte «malestar» entre el estamento castrense por las últimas detenciones.

Por otra parte, el exjefe del Estado Mayor, Yasar Büyükanit, al que algunos medios vinculan con la guerra sucia contra los kurdos, lanzó ayer una advertencia durante una conferencia: «Tanto como los militares deben conocer el derecho, deberían los juristas saber lo que significa el terrorismo». La conferencia fue interrumpida brevemente por una protesta de estudiantes, otro signo más de que el Ejército ya no consigue imponer el respeto de antaño.

24 febrero 2010

La cúpula militar turca considera «grave» el arresto de 49 oficiales (El Periódico)

ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL

La cúpula de las Fuerzas Armadas de Turquía se reunió ayer de forma extraordinaria para valorar «la grave situación» tras la detención de 49 oficiales, entre miembros en activo y retirados, bajo la acusación de planear un golpe de Estado contra el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan.

Según informó el Estado Mayor en su página web, «tras valorar la grave situación creada por la investigación de la Fiscalía General de Estambul, todos los generales y almirantes en activo en las Fuerzas Armadas turcas se han reunido en el cuartel general del Estado Mayor». La cúpula castrense no dio más detalles sobre las decisiones tomadas.

Mazazo a los generales, fue ayer uno de los titulares más repetidos por la prensa. Mazo era el nombre en clave de Erdogan en la supuesta trama. Las imágenes de altos mandos del Ejército arrestados han recorrido el país a través de los informativos, poniendo de relieve que el estamento castrense, otrora inviolable, ha perdido gran parte de su influencia.

De hecho, aunque continúa siendo la institución más valorada por los ciudadanos, por encima de los políticos, su prestigio se hunde cada vez más en las encuestas. «Las presiones militares y judiciales han llegado a su fin. Este pueblo quiere cambios. Estamos ante un punto de no retorno», escribió el columnista Ahmet Altan en las páginas de Taraf. Este diario reveló en enero el plan Balyoz, elaborado en el 2003 y cuyo objetivo era llevar a cabo atentados espectaculares para justificar la imposición de la ley marcial.

LUCHA DE PODERES / En una entrevista concedida el mes pasado al canal Habertürk, uno de los generales detenidos, Çetin Dogan, aseguró que los documentos publicados eran parte de un seminario de «juegos de guerra» con objetivos «educativos», en el que se investigaban posibles escenarios a los que podrían enfrentarse las Fuerzas Armadas. Aun así, acusó al Gobierno de Erdogan de «reaccionario» y de «tratar de intimidar» a los militares.

Esta nueva ola de detenciones de militares, la mayor hasta la fecha, se enmarca en la callada lucha entre el Gobierno islamista moderado de Erdogan y el sector inmovilista y laicista afín a la ideología oficial kemalista, formado por militares, jueces y ciertos políticos. Lo que parece claro es que el país ha entrado en una nueva fase. «Hace 15 años era impensable que generales terminaran en prisión o que salieran a la luz secretos de la guerra sucia. Si yo fuese el jefe del Estado Mayor me daría prisa en dar un golpe porque, si no, jamás podrán. Ya no les queda base de apoyo», afirmó a este diario el intelectual izquierdista Roni Margulies.

Las Fuerzas Armadas de Turquía sufren el mayor golpe judicial de su historia (EFE - Diario Vasco)

Andrés Mourenza
Las poderosas Fuerzas Armadas de Turquía, conocidas por su historial golpista, han sufrido el mayor golpe judicial de su historia con la detención de 49 oficiales de alto rango acusados de planear derrocar al gobierno de Recep Tayyip Erdogan, que está hoy de visita oficial en España.Fueron arrestados 17 generales retirados, 4 almirantes en activo y 28 oficiales de menor rango, que hoy fueron puestos a disposición judicial dentro de la investigación del plan de golpe de estado "Balyoz" (Mazo), elaborado en 2003.
"Mazazo al golpismo" (Sabah), "Mazazo a los generales" (Vatan), "Mazazo a los pachás" (Posta), fueron algunos de los titulares más repetidos por la prensa turca de hoy, que consideró la operación judicial contra el Ejército como "la mayor de su historia". Este complot, revelado el pasado mes por el diario liberal 'Taraf', tenía previsto atentar contra dos mezquitas en Estambul, derribar un avión militar turco en el Mar Egeo para forzar un enfrentamiento con Grecia y encarcelar a intelectuales críticos con el Ejército.
Entre los altos mandos arrestados figuran el antiguo comandante de las Fuerzas Aéreas Ibrahim Firtina; el de la Fuerza Naval Özden Örnek y los antiguos generales del Primer Ejército de Tierra, Çetin Dogan y Ergin Saygun. Firtina, Örnek y Dogan, cuya firma figura en el plan 'Balyoz', formaban parte de la cúpula castrense entre 2003 y 2005, durante la primera legislatura del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado), cuando supuestamente tendría que haber tenido lugar el golpe de Estado. Sin embargo, según los diarios personales de Örnek, ahora analizados por la Justicia, el entonces jefe del Estado Mayor, Hilmi Özkök, conocido por sus credenciales democráticas, detuvo la maquinación golpista.
Otro de los apresados es el general Engin Alan, ex comandante de las fuerzas especiales del Ejército, quien dirigió en 1999 la operación de detención en Kenia del histórico líder del grupo armado kurdo PKK, Abdullah Öcalan, hoy aún en la cárcel en Turquía. El general Alan también fue agregado militar en la embajada de Turquía en Azerbaiyán a mediados de los años noventa, cuando hubo un intento de golpe de Estado patrocinado por Ankara contra el gobierno del fallecido Heydar Aliyev, en el que se cree que estuvo implicado, según la prensa local.
Aunque hasta ahora no habían sido detenidos, estos nombres ya habían sido mentados en los sumarios de acusación de la investigación sobre la trama golpista 'Ergenekon', relacionada con la 'Balyoz' (Mazo). Se trata de una supuesta red de ideología ultranacionalista que pretendía sembrar el caos en Turquía con atentados y asesinatos políticos para así justificar una intervención militar contra el Gobierno de Erdogan.
Los militares presuntamente implicados en el plan 'Balyoz' han desmentido las acusaciones y han dicho que nos se trataba de un plan golpista sino de "supuestos escenarios" presentados en un seminario de lucha antiterrorista. Visiblemente enfadado, el actual jefe del Estado Mayor, Ilker Basbug, hace unas semanas consideró infundadas estas acusaciones y criticó duramente a aquellos que "hacen política" sobre el Ejército.
Bruselas expresó ayer su "preocupación" por las acusaciones golpistas y las detenciones, ya que ha exigido que Turquía, país candidato a la adhesión a la UE, subordine el Ejército a la administración civil.
Las Fuerzas Armadas, autoproclamadas defensoras del laicismo y de la integridad territorial, han derrocado a cuatro gobiernos en el último medio siglo (1960, 1971, 1980 y 1997). El gobierno de Erdogan ha emprendido algunas de las reformas exigidas por la UE, lo que ha incrementado la tensión con el estamento castrense, cuyo cenit tuvo lugar en 2007 cuando el Ejército presionó para bloquear la elección del actual presidente de la República, el islamista moderado Abdullah Gül. El Ejecutivo ha reducido las competencias del Consejo de Seguridad Nacional, un organismo cívico-militar que antaño poseía gran influencia política. También ha eliminado diversos protocolos que daban poderes especiales al Ejército, pero su intento de reforma judicial para que los militares puedan ser juzgados en tribunales civiles ha sido hasta ahora infructuoso. Aunque la investigación sobre 'Ergenekon' ha sentado en el banquillo a varios generales, el gobierno de Erdogan se ha negado a ejecutar la propuesta de la oposición de impulsar un juicio contra los autores del golpe de Estado de 1980, durante el cual se redactó la Constitución vigente.

Turquía detiene a varios exjefes militares por una trama golpista

ANDRÉS MOURENZA / ESTAMBUL
PILAR SANTOS / MADRID

El prestigio de las antaño intocables Fuerzas Armadas de Turquía sufrió ayer otro golpe con la detención de varios generales retirados. Según informó desde Madrid el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, unas 40 personas fueron apresadas por la policía. Entre ellas figuran los excomandantes Ibrahim Firtina, de la Fuerza Aérea; Özden Örnek, de la Marina, y Ergin Saygun, del Primer Ejército de Tierra. Los dos primeros ejercieron entre el 2003 y el 2005, los primeros años de gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), cuando supuestamente se preparó el plan Balyoz (Mazo), un golpe de Estado contra Erdogan.

El plan, publicado por el diario liberal Taraf, pretendía forzar un enfrentamiento con Grecia, simular un ataque religioso a los museos del Ejército (guardián del laicismo oficial), poner bombas en mezquitas de Estambul y encerrar en estadios a unas 200.000 personas consideradas enemigas del Estado, todo ello para justificar la declaración del estado de emergencia.

LA RED ERGENEKON / Los generales detenidos ayer ya habían aparecido en la investigación sobre Ergenekon, una supuesta red ultranacionalista que pretendía derrocar al Gobierno de Erdogan. El almirante Örnek saltó a la palestra en el 2007 cuando una revista, posteriormente clausurada por la presión policial, publicó sus supuestos diarios personales, en los que exponía varios planes golpistas, frustrados según los diarios por la férrea resistencia del entonces jefe del Estado Mayor, Hilmi Özkök.

Erdogan, que ayer participó en Madrid en la segunda Reunión de Alto Nivel con España, defendió la entrada de su país en la UE y denunció, una vez más, que Bruselas haya cambiado «las reglas del juego con el partido empezado». Turquía es candidata en 1999, pero la oposición de Alemania y Francia dificulta el proceso de una adhesión que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero defiende con ahínco.

15 febrero 2010

Los zombies invaden Estambul en el nuevo cómic de Mery Cuesta (EFE - El Norte de Castilla)

Una Estambul futurista, una española fascinada por el libro "La pasión turca", un cantante travestido y legiones de zombis son los ingredientes de un irreverente y rompedor cómic con el que la autora bilbaína Mery Cuesta arremete contra los tópicos culturales de España y Turquía.
¿Se imaginan el año 2066? En el cómic "Istanbul Zombie 2066", Cuesta presenta un mundo donde el presidente Barack Obama ha sido clonado, Bin Laden ha fallecido de muerte natural, Turquía ha logrado entrar a una Unión Europea que se disuelve al poco y el velo ya no es objeto de polémica, sino un accesorio de lo más "cool". En su obra, Cuesta vaticina un universo en que la elite cultural domina el mundo del arte, tiraniza a los artistas "menores" e impone sus gustos a través del Easymate: un chip de control del pensamiento insertado en la rabadilla de cada ciudadano. "Se trata de un futuro terrorífico, pero por mi experiencia en el mundo del arte, no va tan descaminado", opinó Mery Cuesta durante la presentación de su novela gráfica en el Instituto Cervantes de Estambul.
María Sweetheart, protagonista del cómic y alter ego de la autora, llega a la República Independiente de Estambul para visitar la "Capital Mundial de la Cultura" -un guiño crítico a la capitalidad cultural de Europa de la ciudad en 2010-, pero, sobre todo, atraída por la lectura de "La pasión turca", de Antonio Gala. "Cuando dices que vas a Estambul, el mayor referente cultural que se tiene en España es 'La pasión turca', que es además un referente bastante nefasto para Turquía", critica la artista.
Los devaneos de Sweetheart provocarán involuntariamente una invasión de zombies liderada por Zeki Müren, un popular cantante turco fallecido en 1996. Este vocalista, pionero por su travestismo en la conservadora Turquía de mediados del siglo XX, encarna para Cuesta "la esencia del pueblo turco", una esencia en constante "transformación". "Los zombies simbolizan a esa cultura tradicional turca barrida por la globalización, que se levanta para vengarse", añadió.
La historia sirve así de excusa para poner en práctica lo que es, ante todo, un proyecto experimental: el diseño a seis manos y con seis estilos de dibujo diferentes de una misma historia y bilingüe (turco-español). En la obra, editada por el Instituto de Cultura de Barcelona, participan junto a Cuesta los dibujantes turcos Cem Dinlenmis, Ceren Oykut, Göksü Gu, Emir Yardimci y Tan Cemal Genç.
Como en las antiguas casetes, el cómic tiene dos caras que permiten "una superposición de lecturas", ya que durante toda la obra se entrelazan y cruzan los elementos de la cultura de cada país. "Lo más importante para mí era explicar a los españoles la escena del cómic turco y dar espacio a los dibujantes turcos para mostrar su trabajo, pero, al ser un trabajo para los dos países, también tenía que ser una historia atractiva para los turcos", explicó Cuesta."Es una historia, por un lado, muy divertida, y por el otro, con una base intelectual muy importante", coincidió Tan Cemal Genç. Además, en 'Istanbul Zombie 2066' hay todo un submundo de referencias a la cultura popular, una línea presente en todos los trabajos de Cuesta, comisaria de las exposiciones "Low Cost: libres o cómplices" y "Quinquis de los 80: cine, prensa y calle".
"Me interesa el cómic sobre todo como vehículo de un mensaje crítico y, en este caso, quería enseñar que el humor gráfico en Turquía tiene una significación social que no tiene en otros países", concluyó la autora.

Mujeres salvadas de las redes de prostitución por sus propios clientes (EFE - Infobae)

Un total de 744 mujeres extranjeras han sido rescatadas en los últimos cinco años en Turquía de las redes de prostitución, informóla prensa local.

Según la sección turca de la Organización Internacional para las Migraciones (IOM), la mayoría de estas mujeres fueron salvadas gracias a la información ofrecida a la policía por los propios clientes. El portavoz de IOM, Selin Arslan, explicó al diario "Vatan" que las mujeres eran llevadas a Turquía por las mafias de tráfico de personas para prostituirse.

"Las mujeres son forzadas a prostituirse a base de torturas o amenazas a ellas mismas y a sus familias. El 75 por ciento de la información sobre su situación fue facilitada a la policía por los hombres que se habían acostado con ellas", señaló Arslan. Tras la intervención policial, estas mujeres fueron devueltas a sus países de origen, en su mayoría en Asia Central, así como Ucrania y Rusia.

En Turquía las prostitutas deben tener nacionalidad turca y disponer de una tarjeta de identidad especial para poder ejercer su profesión, además de ser obligatorio que pasen controles sanitarios periódicamente. Los prostíbulos reciben también un permiso especial, deben pagar impuestos y están protegidos por personal de seguridad que impiden la entrada a menores de edad. A pesar de estas normas, la mayor parte de la prostitución se ejerce a través de canales ilegales en Turquía y es ahí donde entran en juego las redes mafiosas.

Director del diario kurdo Azadiya Welat condenado a 21 años de cárcel por apología del terrorismo (EFE-Abc)

El periodista Ozan Kilinç ha sido condenado a 21 años y tres meses de prisión por los artículos publicados en el diario en lengua kurda 'Azadiya Welat', que un tribunal ha considerado incurren en un delito de apoyo y apología del grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

Según la prensa turca, un tribunal de la ciudad de Diyarbakir ha condenado a Kilinç por los artículos aparecidos en doce números de 'Azadiya Welat' el pasado mes de junio, cuando Ozan Kilinç aún dirigía el diario. La corte consideró a Kilinç culpable de los delitos de "cometer crímenes en nombre de una organización armada", por el que fue sentenciado a 6 años y 3 meses de cárcel, y de "propaganda de organización terrorista", por el que recibió 1 año y 3 meses por cada uno de los 12 números del periódico investigados. Los 21 años y 3 meses de cárcel impuestos ahora a Kilinç se suman a una pena anterior 5 años por los mismos delitos. Con todo, ambas sentencias están sujetas a apelación ante el Tribunal Supremo.

'Azadiya Welat' (Patria Libre), uno de los pocos periódicos en lengua kurda que se publican en Turquía, fue fundado como semanario en 1994 y a partir de 2006 inició su andadura diaria. Por sus posiciones cercanas a los nacionalistas kurdos y su supuesta relación con el PKK, 'Azadiya Welat' ha sido objeto de una persecución constante por parte de los jueces de Turquía.

El juicio a Kilinç se celebró sin la presencia del acusado ya que esté se negó a asistir, por lo que el tribunal ha decretado una orden de encarcelamiento preventivo para evitar su fuga del país. De hecho, ese ha sido el camino que han tomado anteriores directores de Azadiya Welat, también condenados en parecidas circunstancias.

El diario 'Radikal' publicó hoy que el primer director de la versión diaria de este periódico en kurdo, Hamdullah Yilmaz, "se vio obligado a abandonar el país" tras ser condenado a 4 años de cárcel en 21 juicios diferentes bajo la acusación de "difundir propaganda" del PKK. Su sucesor, Vedat Kursun, pasó tres meses en la cárcel y tras su liberación en 2008 recibió otra sentencia de tres años de prisión, por lo que intentó escapar de Turquía, aunque fue detenido y encarcelado. Los actuales directores de 'Azadiya Welat' también están bajo investigación judicial por las mismas acusaciones.

El PKK, que lucha para lograr la autonomía de los kurdos que viven en Turquía, es considerado una organización terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea.

12 febrero 2010

La ciudad que se resiste a ser sólo una marca (El Periódico)

En las pasadas elecciones locales, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan incorporaba a todos sus carteles el sello “Marka Sehir” (Ciudad Marca), un proyecto destinado a colocar las ciudades turcas en el panorama internacional, asociarlas a una imagen que cuaje en la mente de los posibles clientes (turistas, congresistas, empresarios), lo que los publicistas llaman brand positioning. Es decir, lo mismo que se hace con un yogur, un coche, el iPhone o con cualquier producto destinado al consumo masivo. Algo así como la campaña: “Barcelona, la millor botiga del món”.
Se trata de un proceso que comenzó en los países más desarrollados durante los años noventa, a medida que el Estado como protector se desarticulaba (lo que ahora ocurre en Turquía) y las alcaldías comenzaron a competir con otras ciudades del país y del extranjero para atraer inversiones y eventos.
Estambul es ya una meca del turismo -este año se prevé que alcance los 10 millones de visitantes-, que encabezan los europeos, atraídos por el aire de exotismo moderado que patrocinan las agencias de viaje: una ciudad un poco islámica y un poco oriental, pero sin los peligros de Oriente Medio. A éstos se añaden cada vez más los turistas del Golfo Pérsico, contentos de poder visitar una ciudad occidental cuya modernidad es de un grado aceptable para su mojigato gusto. Estambul tiene platos para todos los paladares y menús al alcance de cada bolsillo.
Pero los planes del AKP pasan también por convertir Estambul en “una ciudad de ferias y congresos”. Los centros de convenciones se multiplican por doquier, tanto como los acontecimientos internacionales: finales de competiciones europeas, mundiales de diferentes deportes, pasarelas de moda, congresos de periodistas, cardiólogos y peluqueros, reuniones del Club Bilderberg, encuentros de la Alianza de Civilizaciones y cumbres de la OTAN. Según los datos de ICCA, Estambul es la 15ª ciudad del mundo donde se celebran más actividades de este tipo.
Las grúas de la construcción no paran. El barrio gitano de Sulukule ha sido reducido a escombros para levantar en él modernas urbanizaciones y centros comerciales; en Süleymaniye se planea derribar las viejas mansiones de madera otomanas para edificar casas nuevas con aspecto de mansiones otomanas antiguas y a los habitantes del céntrico y degradado Tarlabasi les quedan los días contados. Incluso un ministro llegó a proponer construir una ópera como la de Sidney en pleno centro de Estambul. No son solo delirios de grandeza, la ciudad del Bósforo es una metrópolis inmensa con un presupuesto anual similar al PIB de un país pequeño: 8.600 millones de euros (más del triple que el del Ayuntamiento de Barcelona).
Pero Estambul es una ciudad rebelde. Imposible para los planes urbanísticos. Una ciudad de capas, en la que apenas se hurga un poco, el pasado escupe restos arqueológicos. Por más obras y socavones que se realicen, los comerciantes callejeros y los mercadillos acaban encontrando un lugar por donde asomar la cabeza. Aunque que se corten las principales vías por razones de seguridad a cada visita de un mandamás extranjero, los estambulíes terminan tomando la calle, como un torrente de otoño el lecho seco de la rambla. Porque, a pesar de los planes para convertir a Estambul en poco más que un bello envoltorio posmoderno, la ciudad conserva en sus callejones y en sus habitantes una humanidad tremendamente expresiva. Al final, las piedras, los gatos, los transeúntes, mandan.

10 febrero 2010

Estambul: tentación turca

Artículo publicado originalmente en el Cuaderno del Domingo de El Periódico de Catalunya el pasado 31 de enero. Estambul es probablemente la única ciudad en el mundo situada a caballo entre dos continentes. Sin embargo, desde su fundación en el siglo VII a.C., siempre ha mirado hacia Europa. Cuenta la mitología que el oráculo de Delfos dijo al griego Byzas que su destino era fundar una colonia frente a la “ciudad de los ciegos” y éste, navegando por la lengua de mar que separa Asia de Europa, encontró en la desembocadura del Cuerno de Oro un perfecto cobijo natural para establecer una próspera colonia comercial. Los ciegos -pensó Byzas- debían ser los habitantes de Calcedonia, una población situada en la orilla asiática, que no habían sabido ver las bondades que les ofrecía el terreno de este lado del estrecho del Bósforo.

La ciudad de los ciegos es hoy el moderno barrio residencia de Kadiköy, con su famoso panorama rapero, y la colonia fundada por Byzas, el distrito histórico-turístico (Sultanahmet) de una metrópolis que ha sido capital de tres imperios. Bizancio, Constantinopla, Estambul, otros tres nombres cuya sola evocación nos retrae batallas de leyenda, esplendor y decadencia, magnas obras, mezquitas monumentales, palacios arrebatadores y acogedoras iglesias. Este año, Estambul es la capital cultural de la Unión Europea, cerrando un círculo histórico, y es mucho más de lo que enseñan los libros.

A Estambul le encajan los versos de Sabina: “Cuando duermo sin ti contigo sueño, y con todas si duermes a mi lado”. Es una ciudad cruel, de más de 12 millones de habitantes, que engulle a los emigrantes recién llegados de las zonas rurales en los suburbios de aluvión, enterrando rápidamente sus sueños de prosperidad. Dura, de la que los millones de trabajadores que cada día la recorren en autobuses atestados desea salir, soñando con todas las demás ciudades del mundo. De cerca, Estambul es fea, llena callejones sucios y barrios oscuros. Pero es una fealdad humana, de ruinas habitables, pues entre los restos de glorias pretéritas y abandonadas surgen nuevas vidas y culturas.

Cuando se duerme lejos de ella, es la ciudad que más se puede llegar a echar de menos. Tal y como ocurre en la película Un toque de canela, de Tassos Boulmetis, en la que un cristiano griego reconoce haberse sentido tentado a abandonar su religión para que le permitieran quedarse en la ciudad del Bósforo. La nostalgia de Estambul es un sentimiento profundo, una melancolía que quema por dentro, un lamento que sólo se puede expresar en turco con una de las palabras más repetidas en sus canciones: hüzün, una tristeza difícil de traducir, como la morriña gallega, o la saudade portuguesa. Los taxistas locales, atrapados en su tráfico infernal, siempre lo dicen: “Odio Estambul, pero es la ciudad más hermosa del mundo”.

Estambul, la de las mil mezquitas, es una ciudad sagrada, donde la inmensa mayoría musulmana convive con una gran variedad de cultos cristianos (desde ortodoxos griegos a apostólicos armenios, católicos descendientes de italianos que llegaron siglos atrás o caldeos de Oriente Medio) y judíos, muchos de ellos descendientes de aquellos expulsados por los Reyes Católicos de la España medieval e inquisidora. Paseando por los destartalados barrios de la orilla sur del Cuerno de Oro, uno encuentra las antiguas casas griegas de Fener, pintadas de azul celeste, verde claro o rosa pastel, junto a un grupo de niños que pega patadas a un balón gritando el nombre español de un jugador del Fenerbahçe y los pequeños edificios labrados de Balat, en algunos de los cuales una estrella de David atestigua que allá habitó una familia hebrea antes de mudarse a un barrio más moderno o al estado de Israel. Un poco más adelante, surgen Ayvansaray, con su colonia de gitanos aún recordada en el cancionero popular turco y sus virtuosos músicos y bailarinas del vientre, y Eyüp, un barrio religioso donde se encuentran los restos del portaestandarte de Mahoma, caído en batalla contra los bizantinos en el siglo VII y cuya tumba es un importante lugar de peregrinación.

También para los intelectuales laicos es una ciudad sagrada cuando recuerdan, entre sorbo y sorbo de raki (un licor de anís), las escenas en blanco y negro de “¡Oh, aquel bello y viejo Estambul!” de mediados del siglo XX, con sus descapotables color crema y boutiques de imitación francesa, y para los habitantes pobres que hacen picnic en el césped de las rotondas en medio del bullicio del tráfico y los rascacielos del barrio de Levent o montan una barbacoa cada domingo en el paseo marítimo de Samatya.

El alma de Estambul se descubre en sus tabernas (meyhane), con un vaso de raki y unas tapas (meze). Sólo así, en ese estado entre alegre y melancólico en que te deja el anisado turco, mientras suenan el clarinete, la darbuka y el cristalino kanun del grupo afincado en ese restaurante, es posible adentrarse en los secretos de esta ciudad eterna. En las calles del barrio de Beyoglu, donde Estambul se convierte en crápula, se mezcla el bullicio de los jóvenes y de las bandas de música callejera. Ninguna noche detiene las ganas de fiestas de sus habitantes, sea fin de semana o día de labor. En sus discotecas y clubes nocturnos, miles danzan al calor de ritmos balcánicos, compases latinoamericanos o música techno. Estambul te hace sentir entonces en el centro del mundo. Como canta el grupo de rock Duman: “Esta ciudad se vive con raki. Esta ciudad fuma como un carretero. Esta ciudad vive de día y ama las noches. Esta ciudad maldice a los hombre y pega a las mujeres. Esta ciudad nos chupa la sangre, pero vale la pena morir por ella”.

Transcaucasia Exprés ya se puede leer online en Scribd

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09 febrero 2010

El gobierno turco anula el polémico protocolo EMASYA que daba poderes extraordinarios a los generales (EFE - Las Provincias)

El ministerio del Interior de Turquía anuló hoy un polémico protocolo que daba poderes exclusivos a las Fuerzas Armadas turcas, informó la cadena de televisión NTV.
En su camino hacia la adhesión a la UE, Ankara ha reducido considerablemente el poder de los militares en Turquía, pero este estamento sigue aún interviniendo en la política y el Estado Mayor no se priva de comentar las decisiones del Ejecutivo. El llamado Protocolo de Cooperación para la Seguridad y el Orden Público (EMASYA), firmado en 1997 entre ese ministerio y el Estado Mayor del Ejército, permitía a los militares recoger información y actuar contra lo que considerase "amenazas internas" sin ningún control de la administración civil."No puede ser que exista algo como el protocolo EMASYA", afirmó de forma contundente el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, en una reunión con periodistas el pasado fin de semana. Además, Erdogan adelantó que su gobierno revisará la política de seguridad nacional, en línea con las reformas que exige la Unión Europea para someter a los militares al control civil.
A pesar de que el polémico protocolo ahora anulado fue firmado en 1997, el debate sobre su contenido no se abrió hasta el mes pasado, cuando el diario liberal "Taraf" publicó documentos de las Fuerzas Armadas que detallaban un plan para un golpe de Estado en 2003. Ese complot tenía como objetivo crear el caos en Turquía y derribar al Gobierno de Erdogan mediante atentados en mezquitas, el derribo de un avión militar turco en el Mar Egeo para forzar un enfrentamiento con Grecia y el encierro masivo de intelectuales críticos con el Ejército. El plan, que está siendo investigado por la Justicia, fue firmado por ex altos cargos militares cuyos nombres también han sido asociados a otros planes golpistas descubiertos durante la investigación de la red Ergenekon. Uno de ellos, Çetin Dogan, alegó que ese plan se trataba de un simple ejercicio sobre situaciones supuestas y dentro de la política de prevención de "amenazas internas" comprendidas por el protocolo.
Desde el inicio de la democracia en Turquía en la década de 1950, el Ejército ha intervenido en cuatro ocasiones (1960, 1971, 1980 y 1997) para forzar la caída de gobiernos democráticos.
El pasado 22 de enero, el Gobierno de Erdogan sufrió un duro golpe al anular el Tribunal Constitucional una reciente reforma que permitía juzgar al personal militar en tribunales civiles, a la vez que impedía a las cortes castrenses juzgar a civiles en tiempos de paz. Y otra noticia que nos da una idea del papel de los militares en Turquía.

La hipocresía y la demagogia en el debate migratorio

Esta mañana he leído con tristeza en El País un artículo sobre los requisitos que se plantéan a los inmigrantes en diversos países europeos. En concreto, sobre el caso de Italia, explica:
"El Gobierno italiano se dispone a aprobar esta misma semana el decreto ley que regulará el permiso de residencia por puntos. La idea de la Liga Norte obligará a los inmigrantes que quieran residir legalmente en el país a superar diversas pruebas y exámenes y a ser evaluados cada dos años. El "pacto de integración" exigirá superar cursos de lengua italiana, Constitución y reglas cívicas, además de cumplir diversos deberes, entre ellos escolarizar a los hijos y tener al día el pago de impuestos. Si plasman esos cuatro requisitos, los inmigrantes tendrán los 30 puntos necesarios para acceder al permiso. Si no, tendrán un año para recuperar. Pero si continúan suspendiendo, serán expulsados. Los aspirantes perderán puntos si infringen el Código Penal, si no acreditan un contrato de alquiler en una vivienda digna (con determinados metros cuadrados y condiciones de higiene) o si no retiran la tarjeta sanitaria de la Seguridad Social."
Pero... ¡por favor! Si ese mismo examen se lo hiciesen a los italianos, la mayoría debería abandonar su propio país.
Contra este debate interesado, demagógico y xenófobo al que estamos asistiendo a lo largo y ancho de Europa, me parece muy necesario leer el especial que hace poco redactaron los periodistas de Rtve.es y que demuestra, con cifras, que los inmigrantes usan menos servicios sanitarios que los médicos, cuestan menos a la seguridad social y para nada abusan de los servicios sociales.

02 febrero 2010

Erdogan promete reducir la influencia política de los militares (EFE - La Verdad)

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, ha prometido reducir la influencia de los militares en la vida política y seguir el proceso de sometimiento de las Fuerzas Armadas al control civil, una de las condiciones para avanzar en su camino hacia la Unión Europea. La nueva iniciativa del Gobierno conservador consiste en eliminar el polémico Protocolo de Cooperación para la Seguridad y el Orden Público (EMASYA), que permite al Ejército recoger información y llevar a cabo operaciones contra lo que considere "amenazas internas", sin ningún control de la Administración civil.
"No puede ser que exista algo como el protocolo EMASYA", afirmó Erdogan en una reunión con periodistas de la que hoy se hace eco la prensa local. El primer ministro turco aseguró que su Gobierno modificará la política de Seguridad Nacional y anulará lo dispuesto en ese protocolo, lo que requerirá una revisión del concepto "enemigos internos" y cambios en la Constitución.
A pesar de que el polémico protocolo fue firmado en 1997, el debate sobre su contenido no se abrió hasta el mes pasado, cuando un diario liberal publicó documentos de las Fuerzas Armadas que detallaban un plan de golpe de Estado en el 2003. Ese complot tenía como objetivo crear el caos en Turquía y derribar al Gobierno de Erdogan mediante atentados en mezquitas, el derribo de un avión militar turco en el Mar Egeo para forzar un enfrentamiento con Grecia y el encierro masivo de intelectuales críticos con el Ejército.
El plan, que está siendo investigado por la Justicia, fue firmado por ex altos cargos militares cuyos nombres también han sido asociados a otros planes golpistas descubiertos durante la investigación de la red Ergenekon. Uno de ellos, Çetin Dogan, alegó que ese plan se trataba de un simple ejercicio sobre situaciones supuestas y dentro de las políticas de prevención de "amenazas internas" dentro del protocolo.
Desde el inicio de la democracia en Turquía en la década de 1950, el Ejército ha intervenido en cuatro ocasiones (1960, 1971, 1980 y 1997) para forzar la caída de gobiernos democráticos. En su camino hacia la adhesión a la UE, Ankara ha reducido considerablemente el poder de los militares en Turquía, pero aún siguen interviniendo en la política y el Estado Mayor no se priva de comentar las decisiones del Ejecutivo.
El pasado 22 de enero, el Gobierno de Erdogan sufrió un duro golpe al anular el Tribunal Constitucional una reciente reforma que permitía juzgar al personal militar en tribunales civiles, a la vez que impedía que las cortes castrenses juzgasen a civiles en tiempos de paz.