26 marzo 2007

Este-Oeste: o el problema centro-periferia en Turquía

Vivo en la Calle de las Fresas de Árbol (Agaç Çillegi Sokak) que, como todas las calles, los nombres y los apellidos turcos, tienen siempre un claro significado. Una vez me quedé con un extravagante nombre: La Calle Sin Salida del Hijo del Yogurtero Mayor (Basyogurtçuoglu Çikmaz Sokagi). A pesar de su florido nombre, la Calle de las Fresas de Árbol se encuentra en el barrio de Tepebasi. Uno de esos lugares, según la descripción de Orhan Pamuk en su libro Estambul, “por los que todavía vaga ese espíritu de blanco y negro (…). Las mañanas brumosas y cubiertas de humo, las noches de lluvia y viento, las bandadas de gaviotas instaladas en las cúpulas de las mezquitas, la contaminación del aire, las chimeneas de las estufas, que se alargan desde las casas a las calles como si fueran cañones de artillería que despiden un humo sucio, los contendores de basura oxidados, los descuidados parques, que en los días de invierno se quedan vacíos, y la prisa de la gente que regresa a sus casas las noches invernales entre el barro y la nieve”. La Calle de las Fresas de Árbol hace las veces de frontera. De una de esas fronteras borrosas tan típicas de Estambul y de Turquía en general, entre la pobreza extrema y la riqueza, entre la modernidad y la tradición. Colina arriba se halla la zona conocida como Taksim, cuya arteria principal —la avenida Istiklal— sembrada de tiendas de música, bares, salas de conciertos, galerías de arte, cines y restaurantes, no tiene nada que envidiar a los centros culturales y comerciales de cualquier otra ciudad europea. Sin embargo, cuando se desciende la colina, en dirección al barrio de Kasimpasa, uno se encuentra esa sensación de “blanco y negro” que describe Pamuk. La gente vive en antiguas casonas otomanas, ahora destartaladas y en edificios construidos por sus propios inquilinos. Muchos de ellos son emigrantes del interior de Anatolia. Hay quien dice que Estambul no es Turquía, pero eso no es del todo cierto... (seguir leyendo en Libro de Notas)

25 marzo 2007

Newroz: el año nuevo kurdo

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La primavera kurda (El Periódico)
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ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL Cuenta la leyenda que hace 3.000 años, durante el reinado del asirio Zuhak, no existía la primavera para los kurdos, pues tal era la crueldad del monarca que cada día exigía el tributo de un joven del que se comía los sesos. Pero el herrero kurdo Kawa, quien se negaba a entregar a sus hijos al tirano Zuhak, organizó un ejército de jóvenes rebeldes que marchó contra el palacio del rey un 20 de marzo: tras derrotarlo, regresó la primavera al día siguiente. Y para avisar a los pueblos de Mesopotamia de que ya eran libres, Kawa armó un gran fuego. Por eso el Newroz, considerado el año nuevo kurdo, se celebra saltando hogueras en el equinoccio de primavera.
Esta historia, tomada de la mitología persa, fue recuperada por los kurdos para reafirmar su identidad oprimida y reivindicar sus derechos. Los nacionalistas kurdos la convirtieron durante los años 90 en un "día de resistencia" frente al Estado turco y en esa década cada llegada de la primavera se convertía en la reanudación de los sangrientos combates entre el Ejército y los seguidores del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), grupo armado considerado terrorista por la UE, EEUU y Turquía.
Pero las cosas han cambiado en los últimos años. Hoy, los municipios de Turquía ceden lugares para las celebraciones del Newroz, el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, salta su propia hoguera e incluso el Ejército ha impreso carteles felicitando el Newroz de este año. Es un modo de intentar despolitizar la fiesta kurda reclamando que también otros pueblos turcomanos en Asia Central la celebran.
Pero el tema kurdo sigue levantando ampollas y las celebraciones del Newroz se realizan rodeadas de grandes medidas de seguridad. En Estambul, una de las ciudades a la que muchos kurdos se ven obligados a emigrar huyendo de la situación de pobreza del sureste de Turquía, unas 50.000 personas festejaron el miércoles el Newroz vigilados por varios miles de policías. "Nosotros venimos aquí pidiendo paz. ¿Ellos qué piden?", se queja Diyar señalando a la policía.
"Esta es nuestra fiesta, un día de felicidad para mostrarnos todos unidos y reclamar nuestros derechos", explica Adurrahim, un hombre que viene acompañado de su mujer y su hijo pequeño. Sentados en la enorme explanada de Kazliçesme, las familias improvisan un picnic, bailan en corro canciones tradicionales kurdas emitidas por los enormes altavoces de la organización o enarbolan banderas con los colores rojo, verde y amarillo, la bandera del Kurdistán.
Cuando se acerca el momento de encender las hogueras, un grupo comienza a lanzar eslóganes a favor del líder del PKK, Abdulá Ocalan, encarcelado en Imrali: "Los jóvenes somos los fedayines de Ocalan" y la organización se esfuerza por acallar los gritos y pedir, en turco y en kurdo, que no se provoque.
"Espero que algún día podamos ver un Kurdistán independiente", reclama Baran, uno de los participantes. E Isset: "Queremos vivir en hermandad bajo el mismo techo, no importa si en Turquía o en el Kurdistán", aunque dice preferir un Estado kurdo.
Pero no todos opinan igual. Ismail, Davut y Mehmet se consideran "ciudadanos turcos" y no quieren un Estado independiente, pero piden que se respete la lengua kurda para que sus descendientes puedan estudiar en el mismo idioma que hablan en sus casas. "Tenemos cierta libertad, por eso nosotras podemos estar aquí bailando --concede Seve--, pero no podemos hablar libremente nuestra lengua. Queremos más libertad".
Los nombres, prohibidos
Aunque existen publicaciones en kurdo como el periódico Amadiya Welat y, desde el año pasado, emisoras legales en esta lengua, el kurdo no está permitido en lugares oficiales ni en actos políticos (los nacionalistas kurdos del partido DTP han sido condenados por utilizarlo). Incluso poner nombres kurdos está prohibido.
El tema más sangrante es la situación social en el sureste, donde se concentra la mayor parte de los 12 millones de kurdos de Turquía. Los más de 20 años de guerra entre el PKK y el Ejército turco provocaron el desplazamiento de tres millones de personas y la destrucción de miles de pueblos. La economía de esta región no termina de salir a flote y el paro está muy extendido.
Diyar tenía solo 12 años cuando el Ejército turco asesinó a su tío y a tres de sus primos mientras llevaban a pastar a las ovejas, además de destrozar su aldea, por lo que tuvo que emigrar a Estambul. "Esto no se puede olvidar, pero ya estamos cansados de tantas muertes --afirma--. Necesitamos paz y una política más social, pero para el Gobierno seguimos siendo ciudadanos de segunda. Se debe encontrar una solución: un Estado federal o crear una región especial para los kurdos".

17 marzo 2007

Fast Food allaturka

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La comida rápida a la turca gana la partida (El Periódico)
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ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL Cuando Orhan Pamuk habla de la modernización de Turquía como una mala copia de la cultura occidental que ha provocado la pérdida de la cultura tradicional otomana es, en cierto punto, injusto con su país. Turquía es, probablemente, uno de los países mediterráneos que mejor ha sabido preservar sus tradiciones y su cultura popular a la vez que emprendía un ingente proceso de modernización. Dos elementos son muy importantes en ello: uno es la música; el otro, la gastronomía.
La elaboración de la comida es muy importante en este país, de tal modo que las amas de casa pasan horas y horas delante de los fogones preparando deliciosos platos. Pero los ritmos de la globalización, las larguísimas jornadas de trabajo (hasta 50 o 60 horas semanales) y las enormes distancias en las ciudades de Turquía caminan en una dirección contraria al tempo reposado de la cocina tradicional.
Uno de los resultados es la proliferación de McDonald's, Burger King, Pizza Hut y otras cadenas de comida rápida estadounidense, también en el país euroasiático; pero además, en un ejercicio de ingenio comercial y dialéctica propia de los turcos, han surgido las cadenas de comida rápida a la turca.
Desde la mañana, los vendedores callejeros recorren las calles con bandejas sobre la cabeza repletas de simit, unas roscas de pan cubiertas de semillas de sésamo cuya receta se remonta a la época otomana.
El negocio actual --sin que hayan desaparecido los comerciantes tradicionales-- consiste en grandes cadenas de comida rápida, a semejanza de las americanas, pero cuyos productos proceden de la cocina turca. Simit rellenos de queso o salchichas; bollos con ensalada de tomate, pepino y queso fresco; empanadas de patata, carne o espinacas; dulces de almendras, pistachos o chocolate. "Los clientes nos prefieren a los McDonald's porque aquí te tomas un té y algo de comer por mucho menos dinero, ofrecemos más calidad y es un sabor más turco", dice Muhsin, propietario de una franquicia de la cadena Simit Sarayi (Palacio del Simit).
Pero comer fuera de casa es un rito colectivo mucho más extendido: desde las lokanta (pequeñas casas de comidas) que ofrecen comida casera a un precio mucho más económico que los restaurantes y son frecuentadas por los trabajadores de las oficinas, a los vendedores callejeros de patatas asadas rellenas, bocadillos o döner. Los jóvenes reinterpretan las costumbres dándoles un uso nuevo: por ejemplo, atiborrarse de mejillones rellenos o kököreç (bocadillos de callos picantes de cordero) tras una noche de juerga.Negocios como el de Muhsin han prosperado rápidamente en las grandes ciudades del país, como Estambul, Izmir, Ankara, Van, Trebisonda, Bursa y Adana. Situados habitualmente cerca de sus competidores globalizados, los Simit Sarayi reciben a todo tipo de clientes y en mayor número que las hamburgueserías estadounidenses. La fórmula tiene éxito, e incluso visos de exportación: "A los árabes, a los turcos y a los griegos nos gustan estas cosas, porque ya se habrá dado cuenta de que los turcos y los griegos comemos lo mismo".

15 marzo 2007

"Los turcos del cielo" y del espacio

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Turquía pondrá en órbita su primer satélite de producción propia en 2008 (La Crónica de la Baja California - EFE)
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Turquía enviará al espacio a lo largo del año 2008 su primer satélite de manufactura propia, que llevará el nombre de "Rasat", informó hoy en Estambul el diario económico "Referans". Según Ugur Murat Leloglu, presidente del Departamento Espacial del Consejo Turco de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (TUBITAK), Turquía pasaría a formar parte de un club selecto de 20 países con capacidad de producir sus propios satélites y dejaría atrás su dependencia tecnológica de Francia, donde hasta ahora se producían los satélites de la empresa estatal "Türksat". Para ello TUBITAK está desarrollando un simulador espacial que se utilizará en el trabajo con los satélites."Seremos capaces de tomar imágenes de cualquier región del mundo con una resolución de 7,5 metros", explicó Leloglu, quien indicó que, de este modo, Turquía ahorrará "millones de dólares" en la compra de imágenes de satélites extranjeros. El proyecto tendrá un coste de 7,57 millones de euros de los que algo más de la mitad se destinarán a la construcción del "Rasat" y el resto a la estación terrestre.
El Ministerio de Defensa planea también abrir una licitación para la producción del primer satélite de espionaje turco, que se llamará "Göktürk", el nombre de uno de los primeros pueblos turcomanos de que se tiene constancia y que significa: "turcos del cielo". "Göktürk" estará destinado a la toma de imágenes de las fronteras turcas y, sobre todo, a la vigilancia del territorio limítrofe con Irak, en donde actúa el ilegal Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), considerado terrorista.

13 marzo 2007

El joven fichaje turco del Barcelona: Muhammed Demirci

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Muha: la curiosa historia de la nueva perla del Barça (Sport-EFE)
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Muhammed Demirci encarna a sus 12 años el sueño de muchos niños de Estambul de abrirse un futuro en el mundo del fútbol. La primera escala de su viaje es el Camp Nou, donde ha llegado con la aureola de asemejarse a Ronaldinho.
Gaziosmanpasa es un barrio obrero de Estambul, de casas modestas y familias pobres que llegan desde el centro de Anatolia para trabajar en cualquier cosa que les permita sobrevivir. Por eso, los niños del barrio sueñan con ser algún día estrellas del fútbol y no volver a preocuparse de las penurias sufridas. "En cada casa tienen 9 o 10 hijos, así que en cada familia hay un jugador en potencia y todos sueñan con el fútbol", explica Haydar Etik, un entrenador local.
Quien está a punto de conseguir ese sueño es Muhammed Demirci, un genio del balón de 12 años en el que ha puesto la vista el Barça. La historia de Muhammed es similar a la de casi todos los chavales de Gaziosmanpasa: nació en la provincia de Amasya -en el interior de Anatolia-, pero apenas hubo cumplido un mes, sus padres decidieron trasladarse con sus cinco hijos a Estambul para probar fortuna. El padre consiguió varios trabajos precarios, pero actualmente está en paro; el hermano mayor sobrevive con pequeños encargos y una de sus hermanas es dependienta de comercio. La suerte de la familia Demirci empezó a cambiar el día que Önder Karavelli, ojeador del equipo Gaziosmanpasa Gençlerbirligi, vio jugar a Muhammed mientras paseaba por el barrio y se dijo: "Tengo que llevar este crío a Seyit Ates".
Ates, que se dedica al fútbol con ojo empresarial, es el director del Gençlerbirligi, un club "piloto" que suministra jugadores a las categorías inferiores del Besiktas. "Llegó un día de la mano de su madre y dijo que quería jugar al fútbol en nuestra escuela. Me di cuenta de que el chico valía y durante tres años le entrené horas extras a él solo porque veía su potencial", cuenta a Efe el entrenador que lo educó, Haydar Etik. "Le hacía entrenar en espacios estrechos y repletos de rivales y así aprendió a regatear de la forma en que lo hace", afirma.
Pronto comenzó a ser conocido en el barrio por sus dotes futbolísticas. "Jugábamos partidillos juntos y aunque nosotros le llevamos cinco años nos plantaba cara. Al terminar, lo montábamos en alguna de nuestras bicicletas y lo llevábamos a su casa porque era demasiado pequeño para ir solo", recuerda Ismail Kaplan, quien ahora juega en otro equipo del barrio, el Albayrak.
Seyit Ates, que se ha convertido en su manager y una especie de "tío" para Muhammed, lo envió al Besiktas, donde se convirtió en la estrella del equipo y otros grandes clubes se interesaron por él, como el Fenerbahçe y el Galatasaray. Sin embargo el chico prefirió seguir en el Besiktas a pesar de las ofertas, hasta que llegó la propuesta del Barcelona.
El pasado 17 de febrero Muhammed viajó a Barcelona por primera vez y pasó 15 días a prueba en el equipo catalán. "Muhammed se encontró a gusto en el Barcelona y quiere quedarse por mucho tiempo", asegura Ates.
"Nosotros, los adultos, lo comparamos con Maradona, pero sus compañeros le llaman Ronaldinho", cuenta."Además es un chico muy inteligente y no hace falta decirle las cosas dos veces porque enseguida capta la acción del juego", añade Etik.
Fuente: Extraído de la web de Sport - Nota de EFE

11 marzo 2007

El gigante de ojos azules lleva al cine la vida del famoso poeta Nazim Hikmet

'Mavi gozlü dev' (El gigante de los ojos azules) es el título de la nueva película de Biket Ilhan que lleva al cine la biografía del poeta Nazim Hikmet, el más célebre de la literatura turca del siglo XX. La persecución sufrida por el poeta durante largos años de su vida lo convirtieron en un símbolo de la lucha por la libertad de expresión en su país y fuera de él.
El título del film procede del poema del mismo nombre en el que Nazim Hikmet se compara con un gigante de ojos azules, con grandes aspiraciones frente a la sencillez de la mujer a la que ama, lo que provocó a lo largo de su vida que sus relaciones amorosas fuesen desastrosas.
La cinta se centra en el período de reclusión de Nazim Hikmet en la cárcel de Bursa, condenado por sus ideas comunistas, aunque a través de varios 'flash-back' recorre la juventud del poeta y las actividades políticas que le llevaron a prisión. El film adolece de cierta falta de coherencia argumental, pues la película comienza dando excesiva importancia a los personajes de Ibrahim Balaban y Orhan Kemal (discípulos de Hikmet), que posteriormente se van diluyendo en una estructura narrativa que acaba centrándose en las relaciones personales del poeta. Los puntos más destacables de la película son, en cambio, la interpretación de Nazim Hikmet por parte de Yetkin Dikinciler, y la fotografía de Claudio Bolivar.
El actor, que guarda un extraordinario parecido físico con Nazim Hikmet, reconoció la dificultad de su papel, el de mayor importancia que ha interpretado hasta el momento. 'Siempre que lo necesitaba, sentía que Nazim Hikmet estaba a mi lado. Un solo verso de uno de sus poemas puede servir de guía a mucha gente', afirmó Dikinciler en una entrevista concedida al diario turco Milliyet.
La admiración que Nazim Hikmet causa aún en Turquía queda patente cuando el público rompe a aplaudir en el clímax de la película que muestra a los compañeros de prisión del poeta entonando los versos del poema 'Este es nuestro país'.
Nazim Hikmet nació en 1901 en la ciudad de Selanik (actual Tesalónica, Grecia), donde su padre era gobernador. Sin embargo, pronto abandonó los designios de su aristocrática familia y se interesó por las condiciones de vida de los campesinos de Anatolia. Entre 1922 y 1925 participó en los intercambios estudiantiles establecidos entre Turquía y la recién nacida Unión Soviética, donde Hikmet recibiría la influencia de Maiakowsky y los poetas futuristas rusos. En Rusia abandonó los metros de la poesía tradicional turca y comenzó a experimentar con el verso libre.
La participación en diversas publicaciones ligadas al Partido Comunista Turco le llevaron a la cárcel en 1933 y, posteriormente, en 1938, cuando fue condenado a 28 años y cuatro meses de reclusión. En esa época, que narra el filme de Biket Ilhan, Hikmet se había consolidado como un gran poeta de talla internacional gracias a su presentación en Francia por parte de Louis Aragon. En 1951 fue liberado gracias a la presión del Comité Internacional para la Liberación de Nazim Hikmet, formado entre otros por Pablo Picasso, Pablo Neruda y Tristán Tzara.Despojado de la nacionalidad turca, Hikmet hubo de refugiarse en la Unión Soviética, donde murió en 1963.
En un número especial del diario Radikal, el novelista Orhan Pamuk recordaba recientemente el ejemplo de Nazim Hikmet y la persecución de los intelectuales críticos en Turquía.
Se han publicado diez libros en castellano que recogen la obra de Nazim Hikmet, el más reciente 'Ultimos Poemas I' fue editado en 2000 por Ediciones del Oriente y el Mediterráneo.
Extraído de: Terra Actualidad - EFE. Fotografías extraídas de la edición online de Kelebek-Hürriyet.

Turquía es el tercer país europeo con más tarjetas bancarias

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Endeudados hasta las cejas (El Periódico)
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ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL En Turquía casi todo se puede pagar con dinero de plástico y a plazos. Unos pantalones, la mochila del colegio para los niños, el almuerzo en la casa de comidas. Incluso en los mercadillos que todas las semanas se organizan en cada barrio y en cada pueblo. Los puestos se montan con un par de tablas y una lona, las frutas o las prendas están perfectamente dispuestas y el vendedor vocifera la mercancía a los mejores precios. Y hay un cartel: se aceptan tarjetas de crédito.
En Turquía hay 32,4 millones de tarjetas de crédito y 53,4 millones de tarjetas de débito. Con casi 86 millones de tarjetas bancarias, se ha convertido en el tercer país de Europa con más dinero de plástico en circulación, según el Centro Interbancario de Tarjetas (BKM) de Turquía.
Al pagar una falda o una blusa, el dependiente siempre pregunta: "¿En cuántos meses quiere pagar?". Pueden ser cuatro, seis, un año, dos. Algunos continúan pagando prendas cuando ya no se las pueden poner porque se les han quedado pequeñas o ya no sirven. Pero los plazos se acumulan.
Aunque en el pasado las tarjetas eran un símbolo de estatus, hoy los turcos pueden disponer sin problemas de una o varias. Al principio los bancos las otorgaban solo a aquellos que disponían de un crédito suficiente para afrontar sus gastos, pero tras la liberalización de finales de los 80 bajo el Gobierno de Turgut Özal y aún más en los últimos años, los nuevos bancos privados, como Garanti, Yapikredi o HSBC, se han lanzado a la caza del cliente ofreciendo tarjetas sin preguntar por las posibilidades económicas del usuario. En los centros comerciales, en las universidades y en la calle, estos bancos ponen estands en los que se puede abrir una cuenta con tarjeta solo rellenando un formulario.
Sueldos bajos
El problema es que en Turquía el sueldo medio no supera los 600 euros, en familias de cinco miembros en las que solo trabaja una persona. El boom de las tarjetas se produjo sobre todo a partir de la crisis del 2001. Entonces los turcos necesitaban dinero de plástico para sus compras diarias a la espera de que se les pagasen los sueldos atrasados. "Durante la crisis la inflación alcanzó el 100%, por lo que la gente prefería tener sus ahorros en el banco, aunque fuesen solo 30 días más", recuerda Ertugrul Bayraklar, director de desarrollo de BKM.
Ahora que la macroeconomía turca es boyante --no tanto la de las familias--, sigue siendo costumbre aplazar los pagos lo máximo posible. "Los turcos estamos locos, pensamos que con las tarjetas de crédito no gastamos dinero y compramos y compramos", bromea Ayse, una usuaria habitual.
Pero el interés de las tarjetas de crédito en Turquía es alto: un 5,5% mensual, y los plazos no son ningún regalo. "El interés aplicado es siete veces superior a la inflación. Este método lo utilizan los bancos para forzar a pagar rápido", explica Bayraklar. En el 2006, la deuda impagada de las tarjetas era de 891 millones de euros y cada turco debía, de media, 600 euros. Por ello, 700.000 tarjetas y los bancos que las expidieron están bajo investigación, según la Cámara de Comercio de Ankara.
"Si a una persona que gana mensualmente 1.000 liras (530 euros) le das una tarjeta de crédito que permite gastar 5.000 o 10.000 liras (2.650 o 5.300 euros), no puedes decir que tienes buenas intenciones porque estás explotando los sueños de esa persona empujándola a endeudarse lo máximo posible, y al final cae en tus manos", escribía hace un tiempo el columnista de Hürriyet Oktay Eksi acerca del modo de actuar de los bancos.
En un lustro, el número de endeudados por las tarjetas en Turquía ha aumentado hasta más de 300.000 personas. Hace un año, el interés de las tarjetas de crédito suscitó una viva polémica cuando se descubrió que cuatro personas se suicidaron en apenas dos semanas por no poder afrontar las deudas contraídas.
Al poco tiempo, el Parlamento aprobó una ley sobre las tarjetas que redujo del 22 al 18% el interés anual sobre las deudas. Sin embargo, los expertos criticaron las lagunas del nuevo texto porque el interés mensual no se tocó. De momento las vitrinas de las tiendas y negocios siguen anunciando en pegatinas de vivos colores morados, verdes y naranjas: "Pague aquí con Maximum en varios plazos", "Aquí están las oportunidades de HSBC" o "Gane puntos comprando con la tarjeta Bonus".

10 marzo 2007

Chipre derriba el muro de Nicosia

Una buena noticia: tras la retirada del puente con el que patrullaban los soldados turcos sobre la misma calle Ledra por parte del gobierno de la RTNC, ahora el gobierno de la República de Chipre retira el muro que separaba ambas comunidades (con todo, las familias de ambas partes del muro habían comenzado a poder reunirse desde 2003 en base al Plan Annan). Noticia de EL PERIÓDICO, foto de Antena 3. ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL La Guardia Nacional de Chipre derribó en la madrugada del viernes el muro que separaba las partes griega y turca de la ciudad de Nicosia en un "gesto de buena voluntad", según el presidente del Parlamento, Demetris Christophias. Sin embargo, la policía acordonó la zona y el portavoz del Gobierno grecochipriota, Christodoulos Pashiardes, aclaró que la calle "no será abierta al público a menos que las fuerzas militares turcas sean retiradas".
Desde Bruselas, el presidente de la isla, Tassos Papadopoulos, propuso que las fuerzas turcas se alejen a 100 metros de los puntos de control griegos o que toda Nicosia sea desmilitarizada. "Una vez retiren las minas y los soldados, los puntos de control grecochipriotas serán desmontados en 24 horas", añadió.
"Ese muro no podía quedarse ahí. Se debía encontrar una solución en el marco de la democracia y los principios de la UE", aplaudió el primer ministro de la República Turca del Norte de Chipre (RTNC, solo reconocida por Ankara), Ferdit Sabit Soyer, en declaraciones al rotativo Kibris Gazetesi.

02 marzo 2007

Los generales tenían un plan: ¡Federal!

El mapa "federal" de Turquía diseñado por Evren, imagen de Sabah.
Las declaraciones del ex-general Kenan Evren, antiguo jefe de Estado entre 1980 y 1989 y dirigente del golpe de estado del 12 de septiembre de 1980, han supuesto un shock para la política turca. Evren desveló que durante los años ochenta existió un plan para convertir a Turquía en un país regional-federal dividido en ocho estados de manera que Ankara devolviese competencias a las Delegaciones del Gobierno que existen actualmente. Según Evren Ankara no es capaz de gobernar correctamente las 81 provincias turcas y este sistema sería mucho más racional. En cambio el militar aseguró que tras proponer en 1983 el plan al gobierno dirigido por el liberal Turgut Özal, este lo rechazó.
Según un mapa distribuído por el periódico Sabah, los estados hubiesen sido Estambul, Izmir, Konya, Kayseri, Erzurum, Adana, Diyarbakir y Ankara.
Además Evren se mostró partidario de que en las próximas elecciones los parlamentarios del DTP (pro kurdo) entren al parlamento, para lo que utilizarán listas independientes por no poder este partido superar el 10 por ciento de barrera electoral a nivel nacional.
Igualmente el ex jefe de Estado insinuó a Ankara que reconozca la posible independencia de una Región Kurda del Norte de Irak en caso de que se conforme como país independiente.