Grecia estalla por la muerte de un adolescente a manos de la policía (El Periódico, 8/12/08)
Un estudiante de 15 años muerto, dos policías detenidos y toda Grecia envuelta en la ola de disturbios más importante de los últimos 25 años. Las principales ciudades griegas, con el epicentro en Atenas, han vivido un fin de semana de auténtica batalla campal --que al cierre de esta edición seguía desatada y había causado al menos 10 heridos, entre ellos cuatro policías-- para alzarse contra lo que se perfila como un gravísimo caso de abuso policial. La muerte del joven parece haber abierto la compuerta de un descontento social larvado, alimentado por la crisis económica y la corrupción política en el país.
El estudiante Alexi Grigorópulos falleció el sábado por la noche cuando el policía Epaminondas Korkonéas, de 37 años, le disparó en el céntrico barrio ateniense de Exarchia, donde se ubican las universidades, en el contexto de una de las ya habituales protestas de grupos anarquistas contra la policía.
El enfrentamiento entre un grupo de 30 jóvenes y la policía se desencadenó cuando el vehículo policial patrullaba por el conflictivo barrio. La versión de la policía asegura que los agentes fueron atacados de forma directa con piedras y bombas incendiarias cuando bajaron del coche, y que por eso un agente disparó tres veces su arma al aire y una de las balas alcanzó al menor.
Pero los varios testigos presenciales perfilaron una sucesión de hechos completamente diferente. Primero, puntualizaron que el joven fallecido, perteneciente a una familia rica, no tenía nada que ver con los manifestantes, y que los disparos no fueron intimidatorios sino directos y se llevaron a cabo "a sangre fría", en palabras de un taxista. El joven, herido de muerte en el estómago, falleció al llegar al hospital.
La fulminante detención de los dos policías, tanto del que disparó al joven como del que le acompañaba, y la contundencia de las acusaciones de la Fiscalía ponen en entredicho la versión policial. El agente Korkóneas está acusado de "homicidio voluntario" y su compañero, Vassilis Saraliotis, deberá hacer frente al cargo de cómplice. Pocas horas después del incidente, el ministro del Interior, Prokopis Pavlópulos, presentaba su dimisión al jefe de Gobierno, Costas Caramanlis, que no se la aceptó.
Los disturbios se desataron de forma tan rápida como violenta y, como si de una traca se tratara, fueron explotando de ciudad en ciudad: a Atenas le siguieron la norteña Salónica, Komotini, Ioannina, Patras e incluso la isla de Creta. SEGUIR LEYENDO
El malestar estudiantil y la crisis social dan fuelle a las protestas
ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL
Cuando murió el anarquista italiano Carlo Giuliani víctima de los disparos policiales durante las manifestaciones contra la cumbre del G-8 en Génova en 2001, no hubo protestas populares extraordinarias. Pero las cosas son diferentes en Grecia.
Cada semana, en la plaza de Exarchia, una zona de marcha juvenil, militantes anarquistas organizan protestas y se enfrentan a la policía. Un pequeño grupo de antidisturbios es ya parte del mobiliario urbano. "Siempre hay protestas y peleas con la policía, pero nunca pasan a mayores", explica la periodista griega Maria Zacharaki. En realidad, muchos acusan a estos grupos de ser simples vándalos. "Pero esta vez es algo muy serio, porque ha muerto un estudiante y el estudiante es una persona importante en la sociedad", añadió Zacharaki.
Hace 35 años, el 17 de noviembre de 1973, un levantamiento en la Universidad Politécnica contra la Junta de los Coroneles fue reprimido a sangre y fuego por militares y policías, que mataron a 24 civiles, entre ellos varios estudiantes. "Desde esos tiempos, los griegos tienen alergia a los uniformes. Por eso han reaccionado tan duramente a este asesinato", asegura el periodista Stelyo Berberakis. Muchos griegos opinan que la policía no está preparada para controlar este tipo de protestas y, también, que son ellos mismos los que, infiltrados en los grupos radicales, provocan los altercados. "Aunque las cosas han mejorado, aún quedan muchos policías que se comportan como cowboys", dice Berberakis.
Pero además, en Grecia existe una gran tradición de protestas sociales. "La universidad está muy politizada y dividida en diferentes sectores políticos. Los estudiantes tienen mucho poder e, incluso, pueden decidir sobre la promoción de asistentes y profesores lectores", afirma Dimitris, estudiante de la Politécnica.
El Gobierno del conservador Costas Caramanlis se está enfrentando a un otoño caliente provocado por los cierres de fábricas y despidos originados por la crisis, diversos casos de corrupción y una reforma educativa que ha puesto en pie de guerra a la universidad. En la capital, las huelgas de transporte y las manifestaciones estudiantiles son casi diarias.
"Los griegos tienen un gran sentido de la democracia y piden cuentas al Estado", concluye Eliana Romero, una informadora extranjera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario