Aún así, el ex parlamentario del grupo Verde europeo afirmó que "cuando se pone en marcha la maquinaria (de las negociaciones) es muy difícil detenerla". Subrayó que, a pesar de la oposición de los jefes de Gobierno de Francia y Alemania, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, respectivamente, la mayoría de los estados miembros apoyan la entrada de Turquía en la UE. "Para detener las negociaciones se necesitaría la unanimidad de todos los miembros de la UE, algo imposible. El único país capaz de detener las negociaciones es la propia Turquía", dijo Lagendijk.
Ante las críticas de los turcos sobre lo que la población considera "doble rasero" de Bruselas, Lagendijk reconoció que es "humillante" que los ciudadanos de Turquía sean obligados por los consulados europeos a presentar vasta documentación para conseguir un visado y adelantó que la UE planea revisar esta política la próxima primavera para facilitar la libertad de movimiento en Europa de empresarios y estudiantes con pasaporte turco.
Lagendjik se refirió además al escaso entusiasmo que suscita la entrada de Turquía en la UE en la opinión pública europea, justificándolo en que la "indudable importancia estratégica" de Ankara no basta para convencer a la gente. Pero añadió que las encuestas demuestran que sólo un 25 por ciento de los europeos se opone constantemente a la entrada del país euroasiático y otro 25 por ciento defiende la adhesión, mientras que hay una mayoría de indecisos que apoyaría la integración si Ankara retoma con decisión las reformas pro-europeas. Por ello animó a los turcos a continuar el proceso, ya que, alertó, si Turquía ha conseguido convertirse en un importante actor regional es gracias a la perspectiva de la adhesión europea.
Sobre el principal obstáculo que impide que las negociaciones continúen con normalidad, el problema de Chipre, el profesor grecochipriota de la Universidad de La Trobe (Australia), Michalis Michael, opinó que ante la "frustración" por la falta de resultados en las negociaciones políticas patrocinadas por la ONU debería probarse una "diplomacia alternativa" que fomente los contactos entre la sociedad civil turca y griega de Chipre. "Los grecochipriotas temen a Turquía porque no entienden los cambios que se han producido en la política turca durante los últimos años", afirmó Michael, quien cree que solucionar la división de la isla es un "examen para toda la UE y para Turquía"
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