23 mayo 2006

El fiscal pide prisión para 4 de los detenidos por el ataque al Consejo de Estado

La Oficina Fiscal de Ankara ha pedido prisión para cuatro de las nueve personas detenidas en relación al ataque al Consejo de Estado (similar al Consejo del Poder Judicial en España) la pasada semana. Los detenidos -además de Alparslan Aslan, a quien se incautó la pistola con que presuntamente se efectuaron los disparos- son I. S., O. Y. y T. I.

En total nueve personas fueron detenidas por la policía y testificaron en la Corte Judicial de Ankara. Las fuerzas de seguridad aún buscan a otros tres sospechos que podrían tener relación con los hechos.

Alparslan Aslan, supuestamente ligado a corrientes islamistas, fue además interrogado por su militancia en un partido de extrema derecha nacionalista: el Partido de la Gran Unión (BBP, en sus siglas en turco), una escisión islamista del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP).

Otro sospechosos clave –se le acusa de incitar a Aslan a cometer el crimen-, M.T., es un ex militar licenciado con deshonor de las Fuerzas Armadas hace 26 años, que el pasado sábado intento suicidarse aunque sus amigos lo llevaron rápidamente al hospital. Desde allí declaró no estar relacionado con el ataque al Consejo de Estado.

Sin embargo, ante el fiscal de Ankara, Aslan acusó a M.T. y a I.S. de estar detrás de los ataques con granadas al diario kemalista-izquierdista Cumhuriyet (y no próximo al ejército como afirma El País) a principios del mes de mayo.

Críticas al Gobierno

Los partidos de oposición, el Presidente de la República, el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas y buena parte de la ciudadanía –en una impresionante movilización en Ankara- han acusado al Gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, demócrata musulmán conservador) de crear el clima para este ataque. Estas acusaciones se deben a que el Gobierno criticó abiertamente la sentencia de los jueces del Consejo de Estado en que impedían a una profesora que usaba el velo en su vida privada acceder al puesto de directora.

Pero además el Gobierno dirigido por Recep Tayyip Erdogan ha jugado al gato y al ratón con el levantamiento de la prohibición del velo en las universidades y escuelas. Hizo de esta promesa una de sus principales bazas electorales a pesar de saber la dificultad que suponía llevar a cabo esta promesa, creando expectativas en ciertos grupos religiosos (que en España personificarían el Opus Dei o los Legionarios de Cristo). Sin embargo el AKP no ha movido un dedo para llevar a cabo su promesa electoral, bien porque teme el veto del Presidente de la Repúlica, Necdet Ahmet Sezer, o bien porque desea guardarse un as en la manga para la próxima cita electoral, dentro de un año.

Con todo, las jugadas no le están saliendo como esperaba al Gobierno de Erdogan –que, sin embargo, cuenta con pleno apoyo de la UE, más que ningún otro partido turco- y ha sido muy criticado por los medios de comunicación, la oposición y los ciudadanos. El primer ministro cometió un gravísimo error al no asistir al funeral del juez asesinado. En vez de ello asistió a un miting en Antalya organizado por las juventudes de su partido (que, casualmente, presentan un extraordinario parecido a las Nuevas Generaciones del PP, incluso en los colores que utilizan). Varios de los ministros que sí asistieron a las exequias del magistrado del Consejo de Estado, fueron abucheados por el público y tres de ellos sufrieron intentos leves de agresión.

La visión de "El País"

El diario español El País ha publicado un par de artículos estos días relacionados con el evento. Desde aquí no puedo menos que quejarme por la visión que se difunde sobre Turquía.

Estos textos dan muestra de una extrema visión etnocentrista, cuando no de simple y llano desconocimiento del país (aún cuando lso corresponsales que mantienes en otros países realizan una gran labor).

El País describe a Turquía –utilizando como fuente los despachos de agencias y no información de primera mano- bien como una república bananera, en la que deciden los militares, bien como un estado islamista.

Llamar al gobierno de Recep Tayyip Erdogan “islamista” –el mismo calificativo que se utiliza para el líder del partido religioso de la Felicidad (SP) de Necmettin Erbakan- contribuye a formarse una visión del primer ministro próxima a la del líder iraní Ahmadinejad, éste sí islamista en toda regla.

El “islamismo” de Erdogan, y sus ataques al laicismo, no es mayor que el catolicismo de José María Aznar o Silvio Berlusconi en sus respectivos gobiernos. Aunque la importancia del laicismo en Turquía, al igual que en Francia, es mucho mayor que en España o Italia, ya que es uno de los valores fundamentales de la república. No solo eso, sino que ademas se llama "fieles" a los manifestantes a favor del laicismo, pura contradiccion.

Sí es cierto que los militares, desde la fundación de la República de Turquía, han sido los garantes de la Constitución y los valores republicanos (com ocurre en otros países).

Pero dejar entrever que, en Turquía, los ciudadanos no tienen nada que decir es una falacia. Realmente la manifestación del pasado viernes ha sido el acto de oposición más potente y eficaz de toda la legislatura del AKP, mucho más que las proclamas de la oposición o de los jefes militares.

Como guinda del pastel, escribe acerca de la manifestación: “lo nunca visto en Turquía…”[1]. Si miramos con atención descubriremos desde donde escribe: Madrid.


[1] Este periodista, si está interesado, podría consultar los manuales de historia reciente de Turquía para comprobar como, en los años 60 y 70, el país atravesó momentos de intensa movilización de la izquierda y la derecha –similares a los registrados en Francia o Italia- que llevaron en muchas ocasiones a que se decretara el estado de excepción.

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