18 febrero 2009

El anís turco, en horas bajas (El Periódico, 16/02/09)

Andrés Mourenza
La crisis económica no respeta ni lo más sagrado. En Turquía, como en otras partes, los primeros afectados han sido los puestos de trabajo (150.000 parados más en los últimos tres meses), a pesar de las proclamas optimistas del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, que hasta hace poco aseguraba que la crisis pasaría por Turquía sin rozarla. Ahora, los que se quejan de los efectos de la recesión mundial son los propietarios de los bares y tabernas: los turcos ya no beben tanto raki.
El raki es el licor nacional de Turquía por antonomasia. Una fuerte bebida de anís que se bebe con agua y al mezclarse adquiere un color blanquecino, por lo que recibe la denominación de leche de león. Beber raki es toda una ceremonia en Turquía. En primer lugar, no es posible hacerlo en cualquier restaurante: la mayoría de los locales especializados en carne asada (kebab) no lo sirven, sino que es una especialidad de las meyhane (tabernas).
En segundo lugar, a la hora de servirlo no cabe alterar el orden de los factores. Se vierten dos o tres dedos de raki, luego el agua y, finalmente, hielo a gusto del cliente. De cambiar el orden podemos encontrarnos con sorpresas desagradables, como que el raki quede flotando sobre el agua, y, aún peor, ganarnos una mirada reprobadora de los bebedores habituales.
En tercer lugar, el raki no se bebe solo. Hay que tomarlo con unos meze, tapas en su mayoría frías en las que el aceite de oliva juega un papel importante, o de trozos de melón y sabroso queso blanco turco. Y música. Al raki deben acompañarlo el sonido cristalino de la cítara turca, los gritos agudos del clarinete y el ritmo desenfrenado de la darbuka. También la conversación es importante: puede versar sobre la dureza de la vida y del trabajo tras una jornada laboral que acaba con la corbata desenlazada a medida que los tragos de anisado aumentan, o sobre la situación política del país. Pero siempre tienen un toque melancólico.
El raki es una bebida con personalidad, incluso "autoritaria", dice el intelectual turco Murat Belge en uno de sus artículos: "Elegimos el vino según la comida que tomamos. En cambio, el raki te hace elegir la comida que le acompaña".
Sin embargo, a esta tradicional bebida la crisis le está saliendo cara. La pasada semana los comerciantes de Nevizade se quejaron en la prensa de que los turcos se están pasando a la cerveza. La pequeña callejuela de Nevizade tiene apenas 120 pasos, pero cada noche se llena de cientos de estambulís dispuestos a ahogar las penas en alcohol o divertirse entre amigos, haciendo del intento de cruzarla una dura aventura.
Según los restauradores de Nevizade, hasta el año pasado sus 32 bares y tabernas vendían 2.400 botellas de raki al día; ahora apenas llegan a las 1.900. La cerveza casi ha doblado sus ventas y, cada fin de semana, se consumen unos 500 litros por bar."En 10 años la cultura de la taberna y el raki será engullida por la historia", se lamentaba el restaurador Turan Bakici al diario Milliyet. Pero son tiempos de crisis: el precio de una botella de raki es de unos 20 euros; el de una pinta de medio litro, 2. No hay color.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Si, si, mucha crisis, pero te has dejado algo importante:
Tú a qué estás contribuyendo, a ampliar la crisis del Rakı, o a su recuperación?
Venga, venga, que hay que predicar con el ejemplo. Y estas frías noches en Nevizade hay que pasarlas de alguna forma.
A mi es que me pilla muy lejos.

Toni Salado dijo...

Buen artículo sobre el raki (Yeni, por supuesto...:p...). Hace tiempo que sigo tu blog, pero hoy he mirado tu curriculum y me he llevado una grata sorpresa, pues yo también escribí alguna cosa para El Queixal, al ser claustral por AEP...:)...

En mi blog "Rincon de Orfeo" encontraras cosas sobre musica y poesia turca, especialmente de Istanbul, y también de Grecia.

Görüsürüz!

Anónimo dijo...

Anonimo dijo: Leche de Leon? No sera de Leona?.. :-)

Andrés Mourenza dijo...

Pues no, es "leche de león" (Arslan Sütü). Arslan también es un modo de llamar a los hombres 'valiente', por lo que también tiene el matiz de la "leche del (o para el) valiente".

Un saludo