Esta es la versión ampliada del artículo aparecido en el El Periódico de Catalunya el pasado lunes día 8 de noviembre
Andrés Mourenza
“¡Por el amor de Dios, hagan algo contra el terrorismo!”, espetó en 1999 el entonces director de la CIA, George Tenet, al ministro de Orden Público griego, Michalis Crysohoidis. A Estados Unidos y a la Unión Europea les preocupaba sobremanera la continua actividad de los grupos armados 17-N y Lucha Popular Revolucionaria (ELA) a sólo unos años de los Juegos Olímpicos de Atenas.
El gobierno griego se vio acompañado por la suerte y la ayuda de Scotland Yard. En 2002, una bomba casera explotó entre las manos de un miembro de 17-N, que había sido capaz de matar al jefe de la CIA en Grecia, Richard Welch, a un brigadir británico y a otras 20 personalidades durante 27 años sin que uno sólo de sus miembros fuese capturado. El error de 17-N llevó a una ola de detenciones y al desmantelamiento en paralelo de esta organizción, de ELA y de su prolongación, Núcleos Revolucionarios. Se trataba de grupos armados nacidos al calor de las luchas políticas de los 1970, basadas en una concepción particular del marxismo-leninismo y con lazos a otros grupos armados internacionales. De hecho, la apertura en 1995 de los archivos de la Stasi (los servicios secretos de la República Democrática Alemana) permitió demostrar que ELA había servido durante años como nexo entre Ilich Ramírez, alias Carlos el Chacal, y grupos armados de Oriente Próximo.
Sin embargo, los paquetes bomba descubiertos esta semana con destino a las embajadas de diversos países, organismos internacionales y líderes europeos como Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi, ha vuelto a centrar la atención en la violencia griega y en un nuevo tipo de organizaciones que se han desarrollado en los últimos años en un país donde la crisis financiera, la corrupción política, la creciente desigualdad social y el asesinato del adolescente Alexis Grigoropulos a manos de la policía en diciembre de 2008 –que desembocó en una importante revuelta juvenil- han abonado el terreno para la radicalización de la juventud.
“Entre 380 y 400 organizaciones con diferentes nombres han reivindicado ataques en los últimos diez años. La mayoría de las acciones son ataques con cócteles molotov que luego son reivindicados en internet”, explica la experta en seguridad y profesora de la Universidad del Pireo Mary Bossis. Algunos de estos grupúsculos, que aparecen y desaparecen o cambian su denominación, tienen nombres tan curiosos como “Apóstatas de los dulces sueños”, “Comando de sabotaje mañanero”, “Saboteadores sin estado”, “Carpe noctum”, “Incendiarios colectivos”, “Alteración de la tranquilidad veraniega”, “Comandos de entropía veraniega”, “Destructores de lo que ha quedado de paz social”, “Organizadores de entretenimiento nocturo” o “Fracción Nihilista”. Sin embargo, hay otras tres organizaciones que actúan a mayor escala: Lucha Revolucionaria (EA) –autora de diversos atentados contra empreas multinacionales, edificios del gobierno y un ataque con misiles a la embajada de EEUU-, Secta Revolucionaria (SE) –que ha reivindicado los asesinatos de un policía que custodiaba la casa de una testigo en un juicio contra ELA y del periodista de investigación Sokratis Giolias- y Conspiración de los Núcleos de Fuego (SPF) –a la que se acusa de los envíos de paquetes bomba-.
Respecto a las guerrillas urbanas de la generación anterior, estos grupos poseen un manejo mucho mayor de las nuevas tecnologías y actúan teniendo en cuenta su repercusión en los medios de comunicación. “Otra diferencia es que ELA y 17-N eran de tradición marxista-leninista y los actuales tres grupos en activo son de tendencia anarquista y antisistema”, opina John Brady Kiesling, ex diplomático estadounidense y experto en violencia política en Grecia. “SPF no está interesado en la lucha revolucionaria o de clases, son un movimiento de pura autoliberación individualista”, añade. Según las estimaciones policiales, estaría formado por un círculo de unos 500 simpatizantes, en su mayoría jóvenes de entre 20 y 25 años, de clase media y que frecuentan los ambientes del barrio de Exarhia y la Universidad Politécnica. Detrás de este primer círculo podrían estar los líderes de SPF, que en opinión de Bossis, proceden de las antiguas organizaciones armadas griegas “porque no todos sus miembros fueron detenidos”.
Sus comunicados están sembrados de referencias nihilistas con un toque de romanticismo adolescente como se advierte en uno publicado en febrero de 2009: “Lo más importante son nuestros ojos que brillan tan bellamente bajo nuestras capuchas cuando luchamos”, o en uno anterior: “El elemento revolucionario de quemar cosas subyace no sólo en su destrucción material sino en lo transgresor del acto”, un estilo que recuerda a los panfletos escritos espontáneamente por los estudiantes que circulaban durante la revuelta de 2008.
La mayoría de los analistas coincide en que SPF no pretenden matar a sus objetivos ya que la mayoría de sus explosivos están fabricados con materiales caseros como bombonas de gas y pólvora extraída de petardos y fuegos artificiales. “Su intención es atraer la atención de los anarquistas de otras partes del mundo”, afirma Kiesling. Los otros dos grandes grupos sí que poseen armamento más complejo que procedería del acuerdo entre un anarquista encarcelado y alguien de los bajos fondos con contactos en los Balcanes. Kiesling cree que la las armas llegan de Albania, ya que tras el colapso del estado albanés en 1997 la mayoría de sus arsenales acabaron en el mercado negro. También diversos informes policiales han demostrado que Grecia se sitúa como uno de los centros en las rutas de distribución de heroína –la llamada “Ruta de los Balcanes”- y armas. “El año pasado EA y SE publicaron un comunicado ofreciéndose a compartir sus armas con otros grupos”, alerta Bossis.
En cuanto a los lazos con otros grupos extranjeros, el analista de Janusian Henry Wilkinson recuerda que el movimiento anarquista en Europa está muy bien comunicado “pero en el caso del submundo de los grupos armados no hay evidencias de colaboración”. “Probablemente existe una falta de capacidad por parte de la policía y los servicios secretos griegos para acabar con este problema”, critica.
La izquierda griega, de tradición marxista, es contraria a las actividades de estos grupos, que considera contraprudecentes a su lucha. “Se trata de grupos muy pequeños que no cuentan con el apoyo de los grupos anarquistas principales. Son gente muy joven sin mucho conocimiento de las cosas que pueden ser manipulados por ciertas fuerzas”, asegura Aristidos Baltaz, miembro del comité central del partido Synaspismos (dentro de la coalición SYRIZA, quinta fuerza del parlamento), aunque Kiesling considera irreal que sean manejados por el Estado: “En 1983, los servicios secretos griegos intentaron crear una organización para infiltrarse en los grupos armados y terminó en desastre”.
La cuestión es que la crisis económica ha favorecido que la sociedad griega sea cada vez más tolerante hacia los ataques armados a bancos, figuras públicas e instituciones. “El actual sistema político no deja expresarse a la gente y la única idea que repite la televisión es que no hay otra solución a la crisis que tragar con lo que diga el FMI. Eso crea una rabia que es muy explosiva”, considera Baltaz. “Yo soy profesora y cada día hablo con mucha gente. La mayoría no ve a estas organizaciones como una amenaza –argumenta Bossis-, lo que sí perciben como amenaza es el no tener un futuro para el día de mañana”.
LA NEBULOSA DE LAS ORGANIZACIONES ARMADAS GRIEGAS
Creada para luchar contra la Dictadura de los Coroneles (1967-1974), se responsabilizó de un centenar de ataques en los que murieron dos personas. Dejó sus actividades en 1995 cuando los archivos de la Stasi revelaron que había sido el enlace entre Carlos el Chacal y grupos armados de Oriente Medio.
Activa entre 1975 y 2002 toma su nombre del levantamiento del 17 de noviembre de 1973 en las Universidad Politécnica de Atenas que fue cruelmente aplastado por la junta militar. Asesinó a 22 personas, entre ellas un jefe de la CIA en Grecia y un brigadier británico.
Se cree que fueron la continuación o una escisión de ELA. Actuaron entre 1996 y 2000 y cometieron quince atentados aunque en ellos sólo murió una persona.
Surgió en 2003 y ha reivindicado dos asesinatos de policías y más de un centenar de atentados, entre ellos varias bombas en multinacionales y edificios del gobierno y el ataque con lanzacohetes a la embajada de EEUU en Atenas en 2007. Tras los arrestos de este año, está prácticamente desmantelada.
Fundada en 2008 y muy activa en los últimos años, ha cometido una veintena de atentados de escasa potencia, además de los envíos de paquetes bomba durante la semana pasada. Este año han sido detenidos unos 20 presuntos miembros.
Hizo su primera aparición en 2009 y destaca por su violencia. Se ha responsabilizado de las muertes del policía que vigilaba la casa de una testigo en un juicio contra ELA y del periodista de investigación Sokratis Giolias el pasado julio.
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