Primer día
La calle Öğretmen Hayrullah (parte asiatica) hacia el mediodia del lunes
El frío era otro problema. Durante la semana anterior habían anunciado que llegaría a -7 grados, así que saqué un termómetro al exterior. El mercurio descendía rápidamente, de los 18 grados del interior a los 10, 9, 8, 7, 6, 5 ...se distinguía perféctamente su frenética bajada 4, 3, 2… El alféizar es inclinado y el amigo termómetro se precipitó al vacío. La comprobación empírica hubo de finalizarse. Pero, de todas maneras, los termómetros no han bajado del grado bajo cero. Otra cosa es la sensación térmica, debida a la humedad. Según la cadena NTV, en la región de Mármara la sensación térmica varía de los -10 a los -20 grados. En Estambul depende de la mayor o menor proximidad al mar y de los lugares más o menos resguardados por los que uno circule, pero lo cierto es que el viento, la humedad y la nieve hacen que uno sienta mucho más frío que el termómetro.
Hacia las cinco de la tarde Eray y yo decidimos comprobar la situación del puerto de Bostanci. Empíricamente, otra vez. Pasamos por la Avenida Bagdad, en la que la batería de mí camara decidió darse un paseo por el jardín de la casa más tétrica de la zona. La mayor parte de las tiendas seguían abiertas aunque la nieve comenzaba a amontonarse en las aceras.
En Bostanci el viento se arremolinaba y escupía la nieve con fuerza arañando la boca, la nariz y los ojos. El frío era realmente intenso. El mar, una masa informe y gris que se confundía con el cielo. La noche, un espectro negro. Uno tenia la sensación de hallarse en el último punto del mundo. Sólo los barcos con radar tenían permiso para circular. La gente, vomitada por los ferries, corría a refugiarse en cualquier sitio. Eray y yo decidimos hacernos una foto en nuestro pequeño Polo Norte. Por esas características de la fotografía –y en concreto de mi cámara- necesitábamos un espacio firme donde apoyarla y elegimos un solitario coche junto al muelle de Bostanci. Juro que era un coche solitario y desprovisto de cualquier signo de vida. Estaba colocando mi cámara cuando de repente se escuchan ruidos en el interior, se encienden las luces y sale un joven de aspecto amenazante:
A medida que nos acercábamos a otros coches aparentemente desprovistos de ocupantes se encendían las luces o el motor en señal de advertencia. ¡Nadie me había avisado de que los estambuleños usan el muelle de Bostanci para hacer…!
Al final conseguimos la foto en el muelle de Bostanci
Segundo día
La nieve ha cubierto la calle Öğretmen Hayrullah
El segundo día la nieve tomó una consistencia más azucarada, glassé, sobre los coches y las cosas. Taksim era una mezcla de sal, nieve y gente corriendo de un lado a otro, arrastrados por el viento, por las prisas o, tal vez, por las ganas de divertirse. En el cine Kar ve Kaplan (El tigre y la nieve), la última película de Roberto Benigni.
Hay pocas cosas tan bellas y tan llamativas para un occidental, como una mezquita cubierta de nieve, como un tigre en la nieve, cosas que para nuestro pequeño cerebro son difíciles de asociar.
-Cásate conmigo Vittoria!
-Cuando veas la nieve caer sobre un tigre
-Entonces vayámonos al Tíbet, allí nieva todo el rato y algún tigre tiene que haber.
-Aquí.
-Ma daaai! ¿En Roma? Ja ja ja, ¿cómo puede nevar sobre un tigre aquí en Roma? Entiendo, no te casarás conmigo.
Sólo decir que, al final, la magia de las películas de Benigni hará que nieve sobre un tigre allá mismo, en las calles de la Ciudad Eterna.
Un vendaval de nieve en la Plaza de Taksim
En Estambul, la Nueva Roma, la nieve volando entre los arcos de la Iglesia de San Pablo, en la calle de la Independencia, suspendida en los sonidos melancólicos de la sempiterna música de Köprüler, daba a la existencia un aire sumo de irrealidad. Apenas un sueño.
Tercer día
La nieve no es ya azúcar, ni polvo en una bola de cristal. Es una cortina helada que ha extendido su grueso manto por las calles. Estos días no paro de comer aceitunas. No sé por qué. En tres días he acabado el medio kilo que compré el pasado domingo. Tampoco puedo parar de beber té. En tres días he bebido entre 6 y 7 litros (a razón de ocho o nueve tazas –grandes, no en vasos de tulipa- por día, en tres días las cuentas salen rápido: 25cl. x 8 x 3 =…). El frío lo combato a base de mercimek çorbası (cocido de lentejas naranjas), al que le echo guindillas en vinagre (biber tursu) por darle un toque riojano.
6 comentarios:
jejejeje
La verdad es que la descripcion que haces es perfecta.
Esta mañana ha sido casi una odisea llegar a la oficina. Me recordaba a reportajes de 'Al filo de lo imposible'. Andando por las calles deserticas cubiertas de un enorme manto helado. Pero lo imposible esta mañana era encontrar un Dolmuş en la calle Bagdat con algun hueco libre para llegar al puerto de Kadiköy.
Saludos, y abrigate.
Para cuando una reunion de bloggers hispano-turcos??? :)
Hola Andrés me ha gustado mucho tu artículo sobre el temporal de nieve que tenemos encima estos días, la anécdota de la cámara y el coche en el muelle de Bostanci me ha hecho reír en el trabajo, ;) , como dice RJCP, tu artículo es la viva imagen de lo que es un nevazo aquí en Estambul. Como ocurre cada año, el temporal de nieve (en turco “tipi”, ventisca/nevasca) unido al viento del nordeste, el Poyraz, ha ido empeorando con el paso de los días, y hoy es ya una señora tormenta de nieve y frío, esta mañana he conseguido llegar a mi trabajo en Çamlıca a duras penas (seguro que sabes dónde es, pero por si alguien que lo lee y no sabe qué lugar de Estambul es, es una montaña/colina en Üsküdar en la que hay varias antenas de telecomunicaciones y radiotelevisión y que es la cota más alta de la ciudad de Estambul…vamos, aquí cuando nieva, nieva de lo lindo) pero ahora no se si podré llegar a casa por la tarde: aquí por lo menos hay 30 centímetros de nieve y se incrementa con el paso de las horas. Aún así, me encanta la nieve, no en vano en mi Murcia natal es algo raro verla. En definitiva un placer leerte, muy interesante también el artículo sobre Georgia y el posible origen de los vascos. Un saludo cordial y no te preocupes, que el frío también me hace a mí comer aceitunas y beber té a diestro y siniestro ;)…
Por cierto…yo creo que RJCP abi tiene razón, ya va siendo hora de organizar el primer encuentro de blogueros hispano-turcos ;), yo sería el primero en apuntarse ;)
bueno, bueno, andrés. felicidades por la narración aunque te acompaño en el sentimiento de la nieve estos días. Me ha hecho mucha ilusión ver fotos de la avenida Bagdad y de Istiklal y recordar los acordes de la música de Köpruler cuando paseaba por esa calle arriba y abajo. Ahora, cuando suena esa misma música en el coche aquí en España, no paro de recordar las imágenes y sensaciones de esa calle desde los frutos secos a las inmensas librerías y tiendas de discos....
Hola,soy un estudiante español que el proximo año y esoeremos que algunos mas se va para Istanbul.Me gustaría que me informases que tal fama tiene la Universidad Kadir Has .Te deje un correo en tu mail,un saludo y gracias
merhabalar!!
y sigue nevando... oye y porque sera lo de las aceitunas, yo tambien no paro de comerlas. Tanto estar en casa y tantas visitas a la nevera al final me va a salir gevek!!
Muy buena tu blanca descripción de estos días Andrés.
Y lo del encuentro-reunión ya va siendo hora. A ver si despues de la tormenta llega la calma y encontramos una tarde para tomarnos un algo...
hasta pronto
LuCaS
Recojo la idea, es cierto tendriamos que quedar un dia, y lo de encuentro de blogeros hispano turcos le da todo un nombre de institucion :) A ver si podria ser para finales de febrero porque yo ahora (si la nieve lo permite) me marcho a Barcelona a los examenes del primer semestre. De todas formas si que tengo ganas de quedar, a ver si lo vamos puliendo eh!
Un abrazo
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