La visita a Armenia del presidente de Turquía, Abdullah Gül, para asistir al partido de fútbol entre ambas selecciones, abrió la posibilidad de que en un futuro puedan restablecerse relaciones diplomáticas entre dos países que tienen la frontera cerrada desde 1993.
Gül afirmó durante el vuelo de vuelta a Ankara ayer que 'si este clima continua, todo volverá a su cauce, y (las relaciones) se normalizarán', informó hoy la agencia de noticias estatal turca Anatolia.
'Aunque por ahora no hay nada previsto', reconoció también.
Arsen Ghazaryan, presidente de la Unión de Empresarios de Armenia, explicó a EFE que según las informaciones que corren por la capital armenia la entrevista entre Gül y su homólogo armenio, Serge Sargisian, tuvo buenos resultados a pesar de que han sido mantenidos en secreto por la diplomacia de ambos países.
'El mensaje que envió a Armenia Gül con su visita es ya muy positivo. La normalización de las relaciones no será rápida pero los contactos irán en aumento', añadió Ghazaryan, un hombre muy cercano al presidente de Armenia.
De acuerdo a este empresario, una de las principales razones del acercamiento entre Turquía y Armenia es la economía.
Caminando por las calles de Ereván es patente la presencia de productos rusos, desde los objetos más básicos hasta las películas o las series de televisión que se ven en este país caucásico proceden del vecino gigante.
Con una pobre economía (aunque en recuperación) y unos servicios estatales mínimos y plagados de burócratas corruptos, nada recuerda ya a la pujanza de los tiempos soviéticos, cuando Armenia no sólo suministraba a sus vecinos coñac, brandy o productos agrícolas sino también industria tecnológica.
Actualmente, Armenia depende en buena parte de las mercancías provenientes de Rusia aunque el trayecto que deben seguir los camiones de provisiones -debido al bloqueo fronterizo de Turquía y Azerbaiyán- pasa inevitablemente por Georgia, donde los conflictos internos, y con Moscú, dificultan el comercio.
'El pasado 8 de agosto (fecha en que comenzó la guerra entre Georgia y Rusia) sentí un déja-vu. Otra vez era como en 1993, cuando Georgia también cometió el error de tomar por la fuerza las regiones independentistas. Otra vez los camiones regresaban desde Georgia vacíos y cada bidón de gasolina valía su peso en oro', relató el empresario Ghazaryan.
A pesar del indiscutible peso de Rusia y de la Diáspora Armenia en el extranjero en la economía de la República de Armenia, en los últimos años han aumentado las inversiones de la Unión Europea y también el comercio desde Turquía.
Especialmente se debe al trabajo de los empresarios turcos de etnia armenia y a los contactos entre hombres de negocios de ambos países que burlan el embargo de Turquía a Armenia haciendo pasar sus mercancías a través de Georgia, aunque esto aumenta su precio en un 30 por ciento.
Así, el volumen de negocio entre los dos países enemistados es de unos 100 millones de dólares anuales, aunque de abrirse la frontera, Ghazaryan asegura que ascendería rápidamente a los 500 millones e incluso a los 1.000 millones de dólares.
'Durante los años de crisis en los noventa Turquía perdió una gran oportunidad de invertir en Armenia. Por eso ahora los empresarios turcos han presionado al gobierno de Ankara para que reabra las fronteras. Y en el gobierno turco hay también un cambio de mentalidad', manifestó el empresario armenio haciéndose eco del llamamiento de la principal organización empresarial turca, TUSIAD, para que se normalicen las relaciones turco-armenias cuanto antes.
Debido a esta situación de precariedad económica, el gobierno armenio asegura que no pone condiciones previas a las negociaciones con Turquía, ni siquiera en torno a la espinosa cuestión del 'genocidio armenio' (la matanza de cientos de miles de armenios en 1915 a manos del Imperio Otomano, que Turquía no reconoce).
'Ni Sargisian ni yo podemos olvidar la historia, pero es más fácil hablar sobre ello cuando exista un diálogo entre nuestros países', apostilló Ghazaryan.
Quizás por ello, las autoridades armenias decidieron ayer mantener apagadas las luces del monumento en memoria de las víctimas del 'genocidio armenio' que preside la ciudad de Ereván durante toda la visita de Gül, un gesto apreciado por el presidente turco.
'Mi visita a Armenia ha hecho caer un muro psicológico en el Cáucaso', sentenció Gül en el avión que lo devolvió ayer a Estambul y aseguró que el acercamiento del presidente armenio a los conflictos del Cáucaso es muy positivo, por lo que vaticinó avances en su resolución.
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