Estambul
Entre las verdes colinas del Mar Negro, una región conocida por la inventiva de sus habitantes, surge la aldea de Sarvan, en la provincia de Giresun. Hace 15 años, sus habitantes ni siquiera sabían lo que era un ordenador. Ahora, Sarvan se ha informatizado y hasta a sus muertos se les puede rezar por internet.
El funcionamiento de su cementerio online es muy sencillo: el usuario entra en la página web del pueblo y de ahí pasa a la visita virtual del cementerio. En una columna aparecen los nombres de las personas enterradas en el cementerio real de Sarvan y al pulsar sobre uno de ellos aparece su tumba.
Luego se selecciona, en otra columna, a uno de los dos imanes del pueblo y se escucha cómo este recita al fallecido un pasaje del Corán, pide a Dios que perdone sus pecados y le desea a su alma un buen descanso eterno.
Inspiración televisiva
No cabe duda de que la idea es original y, además, muy práctica. Sarvan vive de su cosecha anual de avellanas -de las que Turquía es, con creces, el principal productor mundial-, pero a los habitantes de la aldea apenas les alcanza para vivir dignamente. Así es que desde hace décadas los aldeanos se han visto obligados a emigrar a Estambul, Ankara o Esmirna e incluso más lejos, a las industrializadas ciudades de Alemania, Francia, Holanda y Bélgica.
Y a causa de ello, en los días más señalados, en los aniversarios y en las festividades religiosas, cuando es tradición visitar a los familiares que se han ido, las tumbas de Sarvan no tenían quién les rezase.
Hüseyin Türkfiliz, oriundo de Sarvan, maestro de profesión y él también emigrante, fue quien creó la página web de Sarvan (www.sarvan.net) y su camposanto online. Asegura que fue la televisión quien le dio la idea. «Vi algo similar en un programa y me llamó la atención, así que adoptamos la idea. El nuestro se ha convertido en el cementerio online más exitoso de todas las webs turcas», explica en conversación telefónica. A pesar su básico diseño, el cibercementerio de Sarvan recibe unas 6.000 visitas al mes.
Gracias a la web, ahora los emigrados a Europa y las grandes ciudades de Turquía pueden cumplir con sus correspondientes rezos durante las festividades religiosas. Además, se pueden informar sobre los nuevos nacimientos y los jóvenes que han sido enviados al servicio militar, sobre quiénes se han casado y quiénes han fallecido.
Uno se pregunta si las estrictas normas religiosas no impedirán este avance tecnológico. Cemal Altay, alcalde de Güney (en el sudoeste de Turquía), otro pueblo que ha subido las tumbas a la red de redes, asegura que no. «Nosotros le preguntamos a nuestro imán del pueblo y él no se opuso, así que no hay nada en el cementerio online que vaya contra el Corán».
Lazos fortalecidos
«La web y el cibercementerio han ayudado a reforzar los lazos entre los vecinos y los que han emigrado», asegura Türkfiliz. Internet se ha convertido de este modo en una herramienta de convivencia para los aldeanos y de supervivencia para Sarvan, que como muchas otras poblaciones estaba destinada a la desaparición por culpa de la emigración y el envejecimiento de los habitantes que han optado por permanecer.
«Y esto a pesar de que hasta hace cinco años no teníamos internet en la aldea. Tuvimos que solicitar expresamente que nos hiciesen la instalación. Ahora, de los 400 habitantes de Sarvan, hay al menos 30 que son activos internautas», relata el maestro: «Incluso mi padre, que tiene 70 años, es un gran usuario de Facebook».
1 comentario:
Sublime, Mou. Ya sabes que a mí estas cosas me pierden...
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