Finalmente la votación fue favorable al ministro Unakıtan con 342 votos en contra de la moción de censura, 179 a favor y 3 abstenciones, una de las cuales del diputado de AKP Halil Kaya, según los datos del diario Hürriyet. Falta saber si los 22 diputados que se ausentaron de la sala lo hicieron por el tradicional absentismo que aqueja a todos los parlamentos o por no verse en la disyuntiva de tener que votar a favor de un compañero de partido en el que ya no confían.
El mandato de Kemal Unakıtan, artífice de las mayores privatizaciones de la historia de Turquía, está aquejado de numerosos casos de corrupción entre los que destacan, ahora mismo, los dos investigados por la magistratura del Consejo de Estado –supremo órgano judicial de Turquía– que ha dado marcha atrás a la privatización de la petrolera estatal TÜPRAŞ y a la adjudicación de las obras del puerto de Gálata, de las que eran principales beneficiarios el grupo Koç y el magnate israelí Sami Ofer.
El caso de TÜPRAŞ ya había levantado fuerte oposición entre los trabajadores de la empresa pública, que en asamblea general votaron mayoritariamente en contra. Y no sólo porque vieran peligrar sus puestos de trabajo sino porque se trata de una pieza central en el sistema económico de Turquía. TÜPRAŞ es la principal petrolera del país y la quinta más grande de Europa y, según Mehmet Savran, director general de la compañía entre 1987 y 1991: “quien controle TÜPRAŞ controlará el mercado de la energía en Turquía dado que es un monopolio y no hay nada más importante que controlar las fases precedentes a la distribución [de derivados del petróleo]”.
Pero no son sólo estos los cargos que penden sobre Unakıtan, existen también empresas menores a las que, desde su ministerio, tasó a un valor inferior al que realmente poseían para luego sacarlas a oferta pública y adquirirlas a través de entramados de empresas de su propiedad o a nombre de miembros de su familia.
El debate de la moción, televisado en directo por todas las cadenas all-news turcas, se prolongó varias horas y en él participaron los portavoces de todos los grupos parlamentarios, el ministro Unakıtan y el primer ministro Erdoğan. Durante las intervenciones se cruzaron acusaciones de diverso tipo que rayaron incluso lo grotesco. A la pregunta de un diputado republicano sobre si la mujer de Unakıtan usaba el coche otorgado al ministro por el estado, éste respondió inquiriendo si la casa del líder del CHP, Deniz Baykal, estaba registrada o no, según recoge el Turkish Daily News.
Aún así también se lanzaron imputaciones más graves, como la del encuentro de Unakıtan con el empresario Sami Ofer antes de la adjudicación de las obras del puerto de Gálata, realizada por el diputado del Partido de la Madre Patria (ANAP) Süleyman Sanbaş. Halul Koç, de CHP, sentenció que si el ministro de Finanzas no estuviese protegido por la inmunidad parlamentaria “ahora se estaría enfrentando a una corte de justicia”.
Unakıtan se defendió de las acusaciones alegando su falsedad y, finalmente, prevalecieron los llamamientos del líder de AKP, Tayyıp Erdoğan, para que todo su grupo votara contra la moción.
En la viñeta, el recorte de periódico explica la acusación del ex diputado de AKP Çömez a Unakıtan según la cual falsificó el balance de la fábrica estatal de fertilizantes Gemlik para comprarla luego a bajo coste. El funcionario le recrimina: “Pero, señor, eso se llama CORRUPCION” A lo que Unakıtan responde: “No, no… ahora las personas modernas lo llaman PRIVATIZACION”
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