30 julio 2008

Atentado en el barrio obrero de Güngören, Estambul 2

El atentado de Estambul agrava la crisis turca (EL PERIÓDICO)

ANDRÉS MOURENZA ESTAMBUL

A pesar de las más de 24 horas transcurridas desde el atentado que en la noche del domingo acabó con la vida de 18 personas e hirió a más de un centenar en el barrio obrero de Güngören de Estambul, nadie sabe a ciencia cierta a quién corresponde la autoría de la masacre. Ayer se sucedieron las declaraciones y los desmentidos, que no hicieron sino arrojar más sombras sobre una tragedia que para buena parte de los estamentos oficiales y de la prensa turca solo tiene un culpable visible: el separatismo kurdo. Los atentados se han producido en un momento de máxima tensión en Turquía, en plena cruzada judicial de los sectores laicos contra el partido islamista en el Gobierno, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD). Al juicio por la ilegalización del PJD se suma además la decisión de los tribunales de investigar la llamada red Ergenekon, de ideología ultranacionalista y acusada de intentar crear el caos para forzar también la caída del Gobierno. "El terrorismo no diferencia entre sexos, razas o religiones. Debemos estar unidos y ser solidarios contra el terrorismo. La organización terrorista debe perder el apoyo popular y nosotros debemos luchar contra quienes la apoyan", afirmó el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, desde el lugar del atentado, donde le rodeaba una muchedumbre que coreaba: "¡Abajo el PKK!". Algo que hacía pensar que el político islamista liberal se refería al grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), pero Erdogan en seguida corrigió a los periodistas: "Al terrorismo, llamémoslo solo terrorismo. En el momento que le ponemos nombre hacemos propaganda de la organización terrorista". ACUSACIÓN DIRECTA Quienes sí acusaron directamente al PKK fueron la prensa turca, el gobernador de Estambul, Muammer Güler, y Deniz Baykal, líder del Partido Republicano del Pueblo (PRP, nacionalista y laico), el principal grupo de la oposición. Baykal acusó al PKK de estar detrás del atentado porque, según dijo, un policía le aseguró que los explosivos usados en Güngören coinciden con los utilizados por el grupo kurdo en otros atentados. Por ello instó a los ciudadanos a colocar banderas de Turquía en sus ventanas y a reaccionar al atentado "como en España": con manifestaciones multitudinarias. Pero el PKK condenó el acto terrorista y se desvinculó de él y acusó a Baykal de "esconder a los verdaderos culpables". También el líder del Partido de la Sociedad Democrática, Ahmet Türk, calificó el ataque de "traidor" --aún cuando no suele condenar las acciones terroristas del PKK-- y pidió que se investigue "en todas direcciones". La profesora de la Universidad Bahçesehir y experta en terrorismo Deniz Ülke Arbogan explicó en declaraciones a la cadena NTV que este tipo de masacres "no es coherente" con la estrategia del PKK ya que "provocaría un descenso del apoyo internacional" a la organización, considerada terrorista por la UE, EEUU y Turquía. Según la experta, podría tratarse de un grupo subcontratado por Al Qaeda o del ya famoso Ergenekon, la red formada por altos mandos militares retirados, políticos y periodistas ultranacionalistas y mafiosos cuyo objetivo es provocar el caos a base de atentados y así forzar la sustitución del Gobierno por una junta castrense. "Creemos que este atentado tiene que ver con el juicio contra el PJD (Partido de la Justicia y el Desarrollo, en el Gobierno) y con Ergenekon y que ha sido llevado a cabo por fuerzas oscuras", declaró el dirigente del PKK Zübeyir Aydar. De acuerdo con la información del diario Sabah, el explosivo utilizado por los terroristas fue del tipo RDX, aunque el dato no ha sido confirmado por la policía. De ser así, se trataría del mismo utilizado en otros dos atentados cuya resolución presenta lagunas. El primero de ellos ocurrió en mayo de 2007 en el mercado de Anafartalar, en Ankara, y el otro tuvo lugar el pasado enero en Diyarbakir. El PKK pidió perdón y acusó a un grupo radical autónomo de haberlo perpetrado, aunque los analistas consideran que se trató de un episodio más de la lucha por el poder en el interior de la organización armada kurda entre los llamados sirios (más radicales) y los turcos (partidarios de la negociación). La cuestión se agrava más si se tiene en cuenta que, según los documentos presentados por la Fiscalía en el juicio contra la organización golpista Ergenekon, el PKK también "fue utilizado" en algunos casos por esta oscura red a la sombra del Estado. Los lazos entre el PKK (independentista kurdo) y Ergenekon (ultranacionalista turco) se encontrarían en el contrabando de armas y droga que ha enriquecido a mafias y organizaciones criminales en el sureste del país. VÍCTIMAS INMIGRANTES En medio de esta batalla de acusaciones en la que es difícil saber dónde empieza la verdad y acaba la propaganda, la cadena NTV citó a varios testigos que aseguraron que la policía patrullaba desde hacía una semana las calles de Güngören en busca "de algo sospechoso", aunque este extremo tampoco fue confirmado oficialmente. Mientras tanto, en el barrio de Güngören se sucedieron las muestras de dolor durante los funerales de las víctimas, que a partir de mañana serán trasladadas a sus respectivos pueblos de origen (la mayoría eran inmigrantes de Anatolia) para ser enterrados. Miles de personas ocuparon las calles desde primeras horas para condenar el atentado y la muerte de las 18 personas, en especial la de los niños como Seyma, de 12 años, quien corrió a su balcón a ver qué sucedía en la calle y la explosión le arrebató la vida. O la de los tres menores de 5 años que habían salido a tomar un helado que nunca se terminaron. O la de la joven Filiz Ikiz, de 25 años, que murió embarazada. En Güngören, un barrio de clase obrera, ayer todos se preguntaban: "¿Por qué aquí? ¿Qué hemos hecho nosotros?".

El Constitucional comienza a debatir la disolución del partido gobernante

El Tribunal Constitucional se reunió ayer para comenzar a debatir la eventual ilegalización del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, al que la Fiscalía acusa de intentar "islamizar" el estado laico. Se espera que los magistrados tomen una decisión en unas dos semanas, aunque el tribunal ha especificado que no hay una fecha tope. El proceso, que ha sido duramente criticado por los dirigentes de la Unión Europea, ha levantado tensiones también en Turquía, ya que el PJD accedió al poder en 2002 con el 34% de los votos y renovó su mandato en julio del año pasado con un histórico 47% de los sufragios emitidos. Además se trata del partido político que ha liderado las reformas legales proeuropeas.

Calma absoluta entre los turistas españoles

  1. La tragedia no se notó en el barrio monumental de la ciudad
ANDRÉS MOURENZA
ESTAMBUL
"Nos hemos enterado esta mañana porque nos han llamado desde España para preguntar cómo estábamos". Esta era ayer la frase más repetida entre los turistas españoles que visitan Estambul. Las distancias de la globalización son tan maleables que ya es más fácil saber qué pasa en otro continente que lo que sucede a unos pocos kilómetros de tu hotel. Así ha sido con el atentado del domingo. "Nos hemos enterado porque nos han enviado un SMS. La verdad es que no lo hemos vivido para nada", explicaban Inmaculada y Manuel, un matrimonio que pasa sus vacaciones en la ciudad del Bósforo con sus dos niñas. "¿Dónde ha sido el atentado?", preguntaba Alberto, un joven valenciano que lleva unos días "pasándolo bien" en Estambul con sus amigos, tras visitar la Capadocia. COMO SIEMPRE Güngören, un barrio residencial y comercial de clase obrera, está en el sur de la parte europea de Estambul, al menos a 10 kilómetros de las zonas turísticas. Sultanahmet, donde se concentran los principales monumentos de la ciudad, amaneció ayer como siempre: Santa Sofía en obras, los comerciantes vendiendo las "mejores falsificaciones del mercado" y amuletos contra el mal de ojo, dos guardias fumando y mirando de reojo a las chicas nórdicas y la gente paseando y guareciéndose del sol de tormenta. Los japoneses hacían fotos, los americanos compraban bonetes bordados al estilo oriental que hace siglos que nadie usa en Turquía y la voz de los españoles e italianos resonaba por encima del resto, solo superada por la llamada a la oración en las mezquitas. Un día más, casi como si nada hubiese sucedido. José María, un turista valenciano, voló ayer desde Adana (sur de Turquía): "La guía nos ha comentado que se trata de una zona fuera de los circuitos turísticos, por lo que nadie se ha preocupado". Una calma en la que coincidía la burgalesa Carmen, que hace dos días llegó desde Uzbekistán: "Nos ha llamado la atención que todo está muy tranquilo y no hay más policía de lo normal". "Los lugares turísticos son aún más seguros que el resto, porque hay el doble de policía y además hay muchos de paisano", decía Ridvan, uno de los muchos guías que hablan español en Estambul. Y un policía añadió: "Ha sido un atentado traidor, como sucedió en España con los trenes 11-M. Pero la calma en esta zona es total y los turistas no están preocupados. Lo único a lo que tienen que poner atención es a sus bolsos, como en todos los lugares turísticos del mundo". DESTINO DE MODA Cada vez son más los españoles que visitan Turquía. Casi 100.000 lo hicieron en los primeros cinco meses del año, un 25% más que en el 2007, que se cerró con 290.000. Para este año, el objetivo de los responsables de Turismo turcos es alcanzar los 350.000 viajeros españoles. De ellos, un 35% se concentran en julio y agosto, y un 20% son catalanes. Al presidente de la Associació Catalana d'Agències de Viatge (ACAV), Francesc Carnerero, no le constaban ayer cancelaciones, y cree que el atentado "no debería tener efectos" en la contratación de viajes a Turquía porque la situación del país "es conocida" y los turistas "tienen asumidos" los posibles riesgos, "que tampoco hay que exagerar".

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