27 julio 2008

Vivir en un país que no existe

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La reunificación que viene (El Periódico) ----------
-Griegos y turcos de Chipre retomarán las negociaciones en septiembre para acabar con la separación de la isla -Las carencias azotan a la república turca del norte ANDRÉS MOURENZA NICOSIA - KYRENIA (CHIPRE)
Al enfilar hacia el norte de Nicosia a uno le reciben un puñado de carteles y la guardia fronteriza. A pesar de que los mapas lo niegan, la tozuda realidad indica que aquí comienza un estado diferente. Se trata de la República Turca del Norte de Chipre (RTNC), un país que legalmente no existe. Muros y zonas minadas, fuerza de interposición de la ONU y fosas comunes aún por excavar: Chipre es el único país de la UE que sigue dividido. Aquí, aún se ven casas destruidas por los obuses y el fuego del odio interétnico. La separación debería haber acabado en el 2004, cuando todos los habitantes de la isla votaron el plan de reunificación. "Los turcochipriotas dimos el sí, pero los grecochipriotas lo rechazaron y entraron en la UE", explica Basaran Düzgün, editor del diario Kibris y se queja de que las medidas prometidas para aliviar el aislamiento turcochipriota han sido bloqueadas en la Comisión Europea por los grecochipriotas. El próximo 3 de septiembre las negociaciones de reunificación se reiniciará otra vez. Por no tener, los turcochipriotas no tienen ni código postal. Para enviar una carta a un turcochipriota hay que dirigirla a la provincia de Mersin, en el sur de Turquía, y de ahí viaja al norte de Chipre y lo mismo ocurre con las llamadas telefónicas. "Eso sí, tenemos la bandera más grande del mundo", exclama orgulloso un funcionario del Ministerio de Información señalando la divisa pintada bien grande en las faldas de la cordillera de Kyrenia, que se ve desde cualquier punto de la isla para mayor rabia de los grecochipriotas. Para colmo, la sequía ha golpeado este año duramente los campos de Chipre. En casa de los turcochipriotas el agua solo fluye seis horas dos días a la semana. "Ya nos hemos acostumbrado a vivir sin agua corriente", se resigna Fatma. En los hoteles la situación es totalmente diferente y es que la fortaleza económica de todo Chipre es el turismo. Aunque no se permiten los vuelos directos a la TRNC, las compañías aéreas que viajan desde Gran Bretaña y Alemania se las ingenian para burlar la normativa haciendo escala en Turquía. La diferencia es palpable: a la parte sur llegan cada año dos millones y medio de turistas, cinco veces más que al norte. Con todo, cada vez más turistas eligen la RTNC por sus precios más bajos, lo que ha supuesto que la renta per cápita de los turcochipriotas, que en 1999 era tres veces menor que la de los griegos, hoy solo sea vez y media menor que la de sus vecinos. Un potente foco ilumina el cielo de la noche turcochipriota. Parece que se trata de alguna maniobra de los 40.000 soldados turcos estacionados en la isla. "No, es un night-club", corrige Ibo. Para una población similar a la de L'Hospitalet, en la RTNC hay unos 80 burdeles. Este, junto a las universidades y los casinos, es uno de los pilares de la economía local. De hecho, las seis modernas universidades privadas producen el 40% del producto interior bruto del norte de Chipre. Aunque lo que mayor fama da a los turcochipriotas son sus casinos, que se extienden por doquier. En el casino Jasmine Court, Nicolas, un rico grecochipriota retirado, cambia billetes de 50 euros por fichas de ruleta como quien compra caramelos, sin importarle que su Gobierno considere que se encuentra en un territorio ocupado ilegalmente por el Ejército turco. A su lado, un turista inglés borracho amasa pequeñas fortunas con la misma rapidez que las pierde. Los crupieres turcochipriotas reciben las propinas, las apuestas y las críticas sin chistar. El cliente tiene la razón. Aunque haya sido el ejecutor de tu familia o la víctima de las masacres de los tuyos. Fotos: 1) Uno de los tramos de la Línea Verde desde la parte turcochipriota. 2) El menda entrando en la zona de interposición de la ONU (Línea Verde) desde la Nicosia grecochipriota 3) De sobra es sabido que poner nombres italianos a las tiendas de ropa atrae a los clientes, así que los propietarios de este negocio en la zona turcochipriota de Nicosia, decidieron llamar a su tienda: Moda Romano Prodi

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