«Clara», «Aplastante», «Histórica», fueron ayer algunos de los adjetivos con que la prensa griega definió la victoria del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) de Giorgos Papandreu en las elecciones del domingo, también celebrada por cientos de simpatizantes de los socialistas que inundaron el centro de Atenas de bocinazos, banderas y bengalas durante toda la noche.
Pero las celebraciones dieron también paso a las reflexiones sobre el futuro. Papandreu, que ayer recibió el mandato de formar Gobierno del presidente de la República, Carolos Papulias, se enfrenta a una tarea titánica. Según un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), la economía griega entrará en recesión este año tras tres lustros de crecimiento ininterrumpido, aunque los mayores problemas son estructurales: una inmensa deuda pública, déficit presupuestario y un sistema de pensiones que, según los expertos, se colapsará en los próximos 15 años si no se acometen reformas.
Todo ello derivado de una economía poco competitiva y basada casi exclusivamente en el comercio marítimo, el turismo y la construcción. Sirva como ejemplo que Grecia debe importar todos los automóviles que se utilizan en el país y buena parte de la carne que se consume.
Mañana está previsto que Papandreu jure el cargo junto a su nuevo Gabinete que, como novedad, establecerá un Ministerio de Medio Ambiente autónomo y otro de Protección al Ciudadano, uno de cuyos objetivos será mejorar la coordinación en la lucha contra los incendios.
El mayor problema para Papandreu será lograr conjugar políticas sociales que satisfagan a la población –durante la campaña prometió aumentar los salarios públicos y las pensiones y congelar los impuestos indirectos– y ajustarse a la disciplina fiscal que reclama la UE. El nuevo primer ministro heleno podría pedir una moratoria de tres años a la Comisión Europea, que exige a Grecia reducir su déficit del 8% al 3% antes de finales del 2010, para poder aplicar una inyección de 3.000 millones de euros a la economía y crear puestos de trabajo gracias al estímulo estatal.
La reforma del sistema educativo, desfasado y clientelar hasta el punto de que algunos estudiantes aprueban o suspenden según su afiliación política coincida o no con la del profesor, será otra patata caliente, pues los gobiernos anteriores no lograron echarle mano.
Los mercados de valores griegos reaccionaron con subidas al entender que la mayoría absoluta del PASOK le da el poder para llevar a cabo las reformas necesarias.
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