ANDRÉS MOURENZA
ATENAS / ENVIADO ESPECIAL
Una joven de unos 20 años reparte folletos electorales con la imagen de uno de los candidatos a diputado por el Partido Panhelénico Socialista (PASOK) en una de las grandes avenidas del centro de Atenas. ¿Por qué apoyas al PASOK? «Es que el candidato es mi tío?», responde la joven. ¿Y tú crees que puede aportar algún cambio a la política griega? «No sé, quizás», se encoge de hombros y sigue repartiendo octavillas.
La política en Grecia es cosa de familia. En los comicios de hoy se enfrentan dos candidatos representantes de las familias políticas que han dominado la política griega en el último medio siglo: los conservadores Caramanlis y los socialdemócratas Papandreu. «Sería mejor que no se diese esta situación, pero al final hemos terminado por acostumbrarnos», dice Alex, un treintañero que en las elecciones de hoy votará al centro derecha.
El actual primer ministro, Costas Caramanlis, de Nueva Democracia (ND), es el sobrino de Constantino, fundador del partido, jefe de Gobierno durante 14 años y presidente de la República durante otros 10. Giorgos Papandreu, líder del PASOK y favorito en los comicios, es nieto de Giorgos Senior, primer ministro en la década de 1940 y en la de 1960, e hijo de Andreas Papandreu, fundador del partido socialista y primer ministro durante 12 años. También la ministra de Exteriores saliente, Dora Bakoyannis, es hija del primer ministro Constantinos Mitsotakis y viuda de otro influyente diputado conservador, Pavlos Bakoyannis.
Los dos principales candidatos tienen en común el haber estudiado en el extranjero (Papandreu incluso domina mejor el inglés que el griego) y haber entrado desde jóvenes en las formaciones dominadas por sus respectivas familias. Incluso se dio el hecho de que el actual líder de los socialdemócratas sirvió de ministro a las órdenes de su padre.
Hay quienes defienden este sistema, como Anna, una votante de ND de clase alta: «Al haber gobernado durante más años son más responsables y saben gestionar mejor». Pero la mayoría de los ciudadanos se queja de los vicios que acarrea este sistema, ya que el gobierno se termina viendo como un medio de dar trabajo a los familiares, amigos y seguidores del partido ganador. De hecho, el hartazgo con este sistema se refleja en la caída del apoyo a los dos grandes partidos: si en el 2004 ND y PASOK agrupaban al 86% de los electores, en estos comicios apenas superarán el 75% de los votos.
«Es como cambiar un rey por otro, porque los dos grandes partidos gobiernan como si Grecia fuese su reino, ayudando solo a sus amigos. PASOK y ND ya se han alternado en el poder antes, por tanto no va a cambiar mucho si gana uno u otro», opina Roxana, una rumana que desde hace 6 años estudia en Grecia.
«Llevamos con este juego político entre dos familias desde la guerra civil (1946-49). La gente cree que solo estas familias pueden resolver los problemas del país, pero en realidad solo gobiernan para sí mismos», dicen Sofiaanna y Fotis, dos simpatizantes de la coalición izquierdista SYRIZA, en el moderno estand del partido adonde acude la gente a por información. El ambiente es festivo y juvenil ya que, de hecho, el líder de SYRIZA, Alexis Tsipras, es con diferencia el más joven de los principales candidatos a gobernar Grecia.
«No es bueno que los Caramanlis y los Papandreu dominen la política, eso está claro, pero la gente los vota, ¿qué le vas a hacer?», opina otra universitaria de ideas liberales en la Escuela de Jurisprudencia de Atenas. Este centro fue tomado por estudiantes de la izquierda extraparlamentaria durante la revuelta del pasado diciembre y ahora luce cubierto por cientos de carteles del Partido Comunista, pero el espíritu de aquella rebelión estudiantil parece haberse perdido. «Este país necesita un partido nuevo, con gente nueva que pueda entender a los jóvenes. Grecia está llena de problemas que no debería tener un país de la UE –prosigue Roxana–. Me arrepiento de haber venido a estudiar aquí».
Imágenes: la saga Papandreu al completo
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