09 enero 2010

Paisajes humanos de Bilbao a Kurdistán (El Periódico)

Andrés Mourenza
Erbil (Irak)

Cualquier español que se marchase hoy a estudiar a Irak sería tachado de loco. A Jangi Salai le ocurrió justo lo contrario. «¿Al País Vasco? Pero, ¡cómo te vas a ir al País Vasco si aquello está peor que Irak!», le dijeron sus amigos de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, cuando anunció su decisión de estudiar en España. Durante el año 2000, el Gobierno vasco fue una de las primeras instituciones internacionales que reconoció al Gobierno kurdo, que luchaba contra Sadam Husein, y premió a varios estudiantes del Kurdistán iraquí con becas de estudios en las universidades de Euskadi. Entre ellos estaban Jangi y su mujer, Sahan.

«Tenía algo de miedo –recuerda Jangi–, porque lo único que veíamos en las noticias eran los atentados de ETA. Busqué algo de información y solo encontré un canal que ponía música muy vieja del País Vasco, por eso pensaba que iba a un país muy atrasado y peligroso. Pero nada más salir del aeropuerto me dí cuenta de que estaba equivocado». Tras siete años de estudio y trabajo en España, Jangi regresó a Irak con un doctorado en Medicina bajo el brazo y una especialización en Oncología, disciplina que cobra especial importancia en esta zona ya que la población aún sufre cánceres provocados por los ataques químicos a los kurdos.

Pero la ciudad a la que volvió Jangi no tenía nada que ver con la que dejó: los estadounidenses habían invadido Irak y los kurdos aprovecharon para crear su propio estado semiautónomo en el norte. La realidad de esta parte de Irak no es la que aparece en los telediarios, sino la de una región en plena construcción. Las grúas crecen por doquier, los camiones van y vienen y los zocos son amables y bulliciosos. Erbil se ha convertido en un inmenso centro comercial desde el que turcos y libaneses hacen sus negocios, aunque también hay alemanes, franceses e israelíes atraídos por las ventajosas condiciones que les ofrece el Gobierno kurdo. «¿Por qué no vienen los empresarios españoles?», se pregunta Jangi.

Los Salai habitan en un hermoso chalet de las afueras de la ciudad, en una de las múltiples urbanizaciones que se están construyendo en lo que antes era una inmensa base militar del Ejército de Sadam Husein. Los dos hijos mayores del matrimonio, Rawa, de 16 años, y Nawa, de 13, se sientan de forma educada en uno de los sofás mientras sus progenitores preparan la mesa. Para Rawa la vida es como la de cualquier adolescente: «Paseo con mis amigos por el centro comercial, vamos a la pista de patinaje o a la piscina. Juego a la playstation y chateo. No está mal, es como España, aunque aquí no hay botellón», cuenta en castellano con un fuerte acento vasco. Nawa, por ser chica, lo ha tenido más difícil a la hora de acostumbrarse de nuevo al Kurdistán. Y algo que ambos añoran con locura es el heavy-metal.

Jangi y Sahan también evocan Euskadi y sus paisajes con ternura, pero saben que su futuro está en Irak. «En España nunca nos sentimos en un país extranjero, los niños estaban muy contentos y no querían volver. Pero nosotros habíamos ido allá para aprender algo y traer aquí esos conocimientos para contribuir al desarrollo de nuestro país».

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Así me gusta Andrés, destrozando prejuicios en mil pedazos.

^___^

Núria dijo...

¿Estás en Irak? Interesante historia!! Me encantaría ver más imágenes de la zona, es la primera vez que veo una imagen de normalidad de Irak.
Andrés te seguimos desde Barcelona, un beso!

Andrés Mourenza dijo...

Hola Nuria, estuve en Irak (en el norte) a finales de noviembre y los artículos se han ido publicando desde entonces (falta un reportaje largo que se publicará en el Cuaderno del Domingo de El Periódico de Catalunya uno de estos fines de semana, estad atentos!).
También tengo previsto, una vez se publique ese reportaje hacer un especial de fotografías de Irak para el blog. Por el momento puedes colgar algunas de las que están en facebook. Un abrazo

malaka dijo...

HEAVY METAL IS THE LAW!!

Xavier dijo...

una historia genial

enhorabuena por esta muy interesante contribución

saludos cordiales Xavi