Andrés Mourenza
La industria textil de Chipre podría sobrevivir con la simple confección de banderas. En la isla de Afrodita están por todas partes y por cuadruplicado. A un lado de cada checkpoint aparecen por un lado las divisas de la República de Chipre --la silueta de la isla sobre fondo blanco-- y la de su madre patria, Grecia, azul y blanca. Por el otro, las de la llamada República Turca del Norte de Chipre y la de su protector, Turquía. Ambas muy similares, solo que con los colores rojo y blanco intercambiados.
Son el símbolo perenne de la división de Chipre. Pero han pasado tantos años desde aquel verano de 1974 en el que turcochipriotas y grecochipriotas se mataron sin piedad bajo un sol de justicia que a pesar del conflicto, las banderas, los sacos terreros, los búnkeres abandonados y los soldados, la gente ha terminado por acostumbrarse y estos elementos parecen ahora de cartón piedra.
La apertura en el 2008 de un paso fronterizo en la concurrida avenida Ledra, en el centro mismo de Nicosia, ha supuesto un aumento del intercambio de los contactos. Cada festivo, los grecochipriotas hacen colas para cruzar al norte turco, más barato, y hacer compras. Mientras, los turcochipriotas pasan al otro lado para disfrutar de un café frappé en las terrazas griegas.
La superación de las suspicacias entre ambos bandos se debe en gran parte al trabajo realizado por los grupos pacifistas en la calle y los medios de comunicación. En los últimos años, se han creado diarios mixtos y a ambos lados de la Línea Verde han surgido programas y emisoras de radio que intentan mostrar a sus conciudadanos que hay otra visión del conflicto diferente a la que se enseña en los libros de texto. El paradigma de estos nuevos medios independientes es Radio Mayis que, bajo la dirección del avezado periodista Hasán Kahvecioglu, ha reunido a un grupo de colaboradores –muchos de ellos jóvenes– que lanzan su voz a las ondas desde un modesto piso situado en el norte de Nicosia. Fueron puntal de la pequeña revolución democrática que acabó con el oscuro Gobierno de Rauf Denktas en la parte turca entre el 2004 y el 2005 y abrió de nuevo la esperanza de la reunificación. Ahora, con sus programas bilingües, intentan llegar también a los greochipriotas.
Kemal es una de esas personas que no se pierde los programas de Radio Mayis. Es un tipo de izquierda, un sindicalista. Lo lleva escrito. No solo en su bigote --que entre los turcos dice mucho-- amplio, gris e irregular sobre la comisura de los labios o en su mirada clara y sonrisa bondadosa, libre de los prejuicios nacionalistas, sino también en su vestimenta: chaqueta desgastada sobre un fino jersey de punto y una camisa clara, sin pretensiones. Traje de trabajador, tez morena de campesino.
Ser de izquierda tiene cierta importancia en la isla, pues las únicas asociaciones que agrupaban a los turcos y a los griegos antes de la división eran los sindicatos y el Partido Comunista. Aunque de esas cosas ya solo se acuerdan los viejos. «Este país es desesperante, dice Kemal, «Tenemos la solución tan cerca pero nunca llegamos a ella”. Calla y sigue conduciendo por las rondas de Nicosia, mientras atardece.
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