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"Sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo", Anton Chejov
Por su parte el Ministro de Jusiticia, Cemil Çiçek, precisó el pasado miércoles que aún no había recibido ninguna petición del Tribunal de Sisli para abrir el proceso y que en el momento en que la reciba decidirá si es oportuna o no la apertura del caso. Orhan Pamuk, notable novelista en Turquía y en el exterior gracias a sus best-seller, es acusado de “denigrar públicamente la identidad de Turquía” por unas declaraciones, el pasado febrero, a la revista suiza Das Bild en las que afirmó que “un millón de armenios y 30.000 kurdos fueron asesinados en Turquía sin que nadie se atreva a hablar de ello”. Otra de las polémicas del proceso es la legislación que se utilizará para procesar a Pamuk. La acusación formulada por la Corte de Sisli se basa en el discutido artículo 301 del nuevo Código Penal, aprobado este verano, que castiga los delitos contra la identidad y la integridad de Turquía con entre 6 meses y 3 años de cárcel. Sin embargo las declaraciones de Pamuk fueron realizadas a principios de año, cuando aún estaba vigente el viejo Código Penal. La ley turca recoge que, en caso de duda, se debe procesar al acusado en base al código penal que más le favorezca. Pamuk llegó al juicio protegido por la policía porque un grupo de exaltados nacionalistas, seguidores del ultraderechista Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), habían convocado una protesta contra el escritor. En una rueda de prensa posterior a la vista judicial, los representantes del escritor señalaron que “si Turquía quiere entrar en la UE, debe suspender el proceso a Pamuk”. También el comisario de Ampliación de la Unión Europea afirmó que este proceso es “un juicio a la libertad de expresión en Turquía”. Las dudas y vacilaciones a comenzar el proceso del titular de Justicia, Cemil Çiçek, podrían ser interpretadas como el resultado de la presión que la UE ha hecho en los últimos meses en contra del juicio a Pamuk. Un grupo de escritores, entre los que figuran José Saramago, Umberto Eco y Gabriel García Márquez, se solidarizó con el escritor turco y ha criticado la postura de la justicia turca. LEER MANIFIESTO
Ante el Tribunal Articulo de Orhan Pamuk en El Pais
Durante la semana pasada se celebró la Semana de la Juventud Europea y todas las Agencias Nacionales de Juventud de los países miembros de la UE, así como aquellas de los países candidatos a la adhesion, organizaron diversos actos entre el 5 y el 11 de diciembre.
La Agencia Nacional Turca realizó varios seminarios, conferencias y exposiciones durante este periodo en
NdT agradece este reconocimiento así como los comentarios de todas las personas que ayudan a que siga creciendo, Çok teşekkürler!
Turquía ya está entrando, poquito a poco, en la compleja estructura de la Unión Europea, como lo demuestra este envoltorio de chocolate blanco de la empresa española Dia. Esta marca de supermercados ha comenzado a añadir el turco en su etiquetaje para los países del sur de Europa. Turquía ya puede sentirse orgullosa de pertenecer al furgón de cola de la UE: España, Portugal, Grecia y, ahora, Turquía.
Turquía es un pastel lo suficientemente grande como para que las empresas europeas lo dejen escapar. Y la UE sabe todas las ventajas que la incorporación de este país llevará consigo y si ha comenzado las negociaciones es porque sabe que va a terminaralas (puestos a plantear adhesiones irresolubles se podría haber intentado con Sierra Leona o con Zaire). Las pegas opuestas a Turquía son un modo, bastante rastrero a veces, de forzar al país a situarse en una posición de inferioridad en los negociados y no conseguir, así, todas las contrapartidas de un país miembro. Turquía ya forma parte de la Unión Aduanera, desde 1996, cuando el Gobierno de la primer ministro Tansu Ciller levanto los aranceles, de forma precipitada y sin exigir promesas firmes a la UE, unas promesas que no han llegado hasta ahora.
Estas privatizaciones benefician a los grandes empresarios turcos (Koç, Sabanci) o bien a grandes corporaciones internacionales (como fue el caso de la adjudicación del puerto de Gálata al israelí Offer Group o la construcción de dos grandes rascacielos a la Dubai International Properties, dos proyectos que más tarde fueron cancelados). Pero el camino de la adhesión abre inmensas posibilidades a las empresas europeas que podrán adjudicarse golosos contratos y terminarán haciéndose con el control de buena parte de la economía turca.
No en vano, la empresa vasca CAF, ha sido encargada de la fabricación de los trenes de alta velocidad en la línea que unirá Ankara y Estambul en 2008.
Por ahora las empresas europeas podrán hacer su agosto con el nuevo mercado turco. Los turcos, sin embargo, no podrán ejercer sus derechos como europeos hasta dentro de diez o quince años. Contentémonos, por el momento, con comer chocolate en turco.
Más allá de entrar a valorar si la zona de libre comercio reducirá o aumentará las desigualdades en la región (en los diez años que esta asociación lleva promoviendo el libre comercio en la zona, las desigualdades han aumentado), conviene preguntarse sí lo que realmente hace falta es un cambio de mentalidad. Al menos el tratamiento que los periódicos han dado no ayuda nada a salvar las diferencias que se crean, en primer lugar, en la perspectiva que puede adoptar cada ciudadano tras leerlos. Cuando un periódico comete un error, esto se conoce como ‘errata’. Cuando no es sólo uno sino que son bastantes y, además, entre los más prestigiosos del país, se trata de un problema más grave.
Veamos pues,
El País, el diario de información general más leído en España, le da una vuelta al mapamundi con la siguiente frase:
‘’Las únicas primeras autoridades de los países de la orilla sur del Mediterráneo que participan son el presidente de la Autoridad palestina, Mahmud Abbas, y el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan’’
También El Periódico, de gran tirada en Cataluña, coloca a la Unión Europea en una orilla del Mediterráneo y al resto de integrantes en la otra. Olvidando que el Mediterráneo es casi un mar cerrado y que los puntos cardinales son cuatro. Y lo peor es que la noticia es de EFE, la principal agencia de prensa de España.
‘’La Cumbre Euromediterránea contará con la participación de representantes de los 35 socios del proceso euromediterráneo -los 25 de la UE y 10 de la ribera sur-, entre ellos al menos 30 jefes de Estado o de Gobierno’’
Los ’10 de la ribera sur’, podemos suponer que son los 8 miembros árabes más Israel y Turquía. Tampoco los periódicos en catalán se quedan mancos, aquí Avui mete la pata ya desde la primera línea:
‘’Els líders dels 25 països de la Unió Europea i seus socis de la ribera sud del Mediterrani es reuniran avui i demà a Barcelona en una cimera que pretén rellançar l'Associació’’
Ahora bien, si miramos un mapa del Mediterráneo, como el que se incluye al comienzo, resulta que en el sur del Mediterráneo sólo se encuentran: Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto y Libia (este último no forma parte de la AE). En el oeste del Mediterráneo se encuentra España y en el este Israel, Palestina, Jordania, Siria y Chipre. Turquía se encuentra en la orilla norte del Mediterráneo o, si queremos forzarlo un poco en el noreste, ya que inconscientemente relacionamos norte con desarollo y (oh! Por Dios!) no se deben mezclar las churras con las merinas, ni a Turquía con los países desarrollados.
Así, se puede decir que es correcto el tratamiento de La Vanguardia:
‘‘En el caso del proceso de Barcelona, lanzado en 1995, Turquía es el gran país del Mediterráneo oriental y desde un principio estaba destinado a desempeñar un papel de locomotora del proyecto’’
Al mismo tiempo ha comenzado en Mallorca la llamada Alianza de Civilizaciones que pretende ‘reducir la brecha entre Occidente y los países musulmanes’. Otra cosa que supone ‘sumar peras con manzanas’, como diría un matemático. ¿Por qué no se dice entre Occidente y Oriente? ¿O entre países cristianos y países musulmanes? Quienes intentan reducir esta brecha deberían tomar nota de estas consideraciones, para evitar que la perspectiva que se refleja en los medios de comunicación influya aún más en el ahondamiento de la brecha. Antes que dejarse llevar por los prejuicios eurocéntricos, hagan caso a la brújula, nunca falla.
Durante la última semana los medios de comunicación españoles y turcos han informado sobre la violencia desatada al final del partido de fútbol entre Turquía y Suiza y sobre la polémica creada en torno a ella. Suiza, que en el partido de ida había ganado 2-0, se clasificó tras un duro partido que los turcos ganaron 4-2 (los goles fuera de casa valen doble en caso de desempate). Cuando terminó el segundo partido los hinchas turcos comenzaron a lanzar objetos contra los jugadores suizos y en el túnel que conduce a los vestuarios ambos equipos se pelearon. Un jugador suizo tuvo que ser hospitalizado tras recibir una patada en los genitales.
En Turquía todos los programas deportivos han tratado los incidentes ocurridos y han criticado duramente las declaraciones del presidente de la FIFA Joseph Blatter. Más allá de la crítica a la execrable violencia en los estadios se debe hacer un repaso a cómo los medios han tratado esta noticia.
Es cierto que los seguidores turcos son conocidos por su violencia, sobre todo los del Galatasaray, pero no lo son mas que los hooligan ingleses. Sin embargo la visión que se ha dado en los medios españoles se ha basado, en algunos casos, en tópicos.
Así existe la imagen subcosciente de los turcos como personas violentas mientras que los suizos, quizás por su fama de neutralidad, son vistos como personas pacíficas. En los periódicos españoles no se hizo ninguna referencia a los incidentes ocurridos en el partido de ida, en Suiza, en el que también los hubo. Los seguidores helvéticos comenzaron silbando el himno turco al comienzo del partido y los jugadores turcos fueron insultados y se les arrojaron objetos al final del partido.
Tampoco se mencionó que los jugadores suizos, tras el partido de Turquía, se lanzaron a por los turcos y les propinaron varias patadas a la entrada del túnel de vestuarios, imágenes que sí han sido difundidas por los medios turcos. En los medios en que se menciono la violencia de los suizos, se alegó que lo hicieron en ‘defensa propia’, aunque de las imágenes no se puede desprender esto.
Sí se hizo hincapié en el tópico de ‘El infierno turco’ y en la muerte, hace unos años de dos seguidores ingleses en una pelea entre los seguidores del Galatasaray y el Leeds.
Los medios turcos se han defendido presentándose como víctimas ante las acusaciones de Blatter al que acusan de ser ‘partidista’ y, el ministro turco de Deportes, de ‘hablar como un aficionado’, ya que Blatter es suizo y la FIFA tiene su sede en ese país.
Esperemos que la violencia de ambos partidos sea castigada como merece y que los autores de uno y otro equipo, tanto jugadores como aficionados, sean sancionados.
De todas formas, al final, adiós Mundial para Turquía y adiós Champions para el Fenerbahçe. Una pena para la tercera selección del pasado Mundial y para todos los turcos que viven en Alemania, como dijo José Antonio Gallego.