13 junio 2011

Elecciones en Turquía: Erdogan logra su tercera mayoría absoluta (El Periódico)

Andrés Mourenza
Estambul
Pocos políticos europeos pueden soñar con un resultado similar al logrado ayer por Recep Tayyip Erdogan. Con ocho años y medio de Gobierno a sus espaldas, aún fue capaz de revalidar su mayoría absoluta (la tercera consecutiva) e incluso subir unos puntos en votos. La mitad de los electores turcos dieron su apoyo al político islamista moderado que ha transformado Turquía en una boyante economía y la locomotora política de la región.
Escrutados el 99% de los votos –aunque el recuento aún requiere de la aprobación oficial de la comisión electoral–, el AKP se hizo con el 50,01%. «Turquía y la democracia han vencido de nuevo. Una vez más han ganado la unidad y la hermandad. Continuaremos nuestra andadura del mismo modo que hasta ahora», declaro el jefe de Gobierno victorioso mientras era jaleado por la multitud al grito de: «Turquía se siente orgullosa de ti».
La oposición de centroizquierda del Partido Republicano del Pueblo (CHP) aumentó sus votos respecto a 2007 gracias a su mensaje más izquierdista, pero aún no resulta una alternativa de Gobierno a Erdogan, pues se quedó en el 25,8% de los sufragios. «En apenas unos meses hemos logrado atraer a 3,5 millones de votantes. No nos desmoralizaremos», dijo el líder del CHP, Kemal Kiliçdaroglu, que accedió a la presidencia de su partido hace solo un año. El ultraderechista Partido de Acción Nacionalista (MHP) conservó su nivel de voto con el 13,1%; igual que los nacionalistas kurdos, que lograron el 6,2%.
ABOCADO AL PACTO / Sin embargo, el AKP vio con desesperación cómo se reducía el número de sus escaños en la Gran Asamblea Nacional de Turquía de 341 a 326, lo que le obligará a pactar con alguno de los grupos de la oposición si desea aprobar una nueva Constitución en sustitución de la actual, redactada por los militares en 1982.
«Es un resultado bueno para la democracia porque impide que Erdogan tenga un cheque en blanco a la hora de redactar la nueva Constitución», opinó Joost Lagendijk, exeuroparlamentario y experto en Turquía. También lo consideran positivo los expertos económicos, pues continuará la estabilidad pero Erdogan deberá abandonar su sueño de establecer un régimen mucho más personalista.
REPARTO MÁS PROPORCIONAL / Este descenso en el número de diputados se debe, en primer lugar, a que en estas elecciones se ha utilizado un sistema de adjudicación de escaños más proporcional. Por otro lado, el incremento de apoyo al CHP le ha arrebato al AKP algunos escaños en lugares clave.
Pero el principal factor ha sido el grave error cometido por Erdogan durante la campaña electoral, cuando reforzó su mensaje nacionalista. La estrategia ha resultado un fracaso: el AKP apenas ha logrado arrancar unos puntos porcentuales a los ultranacionalistas del MHP y a otros pequeños partidos derechistas en Anatolia Central y, en cambio, los kurdos, cruciales en su anterior victoria electoral del año 2007, se han alejado de él.
Los nacionalistas kurdos concurrieron a las elecciones con candidatos independientes, tal y como habían hecho en los anteriores comicios para burlar la excesiva barrera electoral –10% de los votos a nivel nacional– que se exige a los partidos para entrar en el Parlamento.
De este modo superaron incluso las previsiones más optimistas de los sondeos y arrasaron en el sudeste (en la provincia de Hakkari, por ejemplo, obtuvieron el 80% de las papeletas) y en ciudades como Estambul, donde recibieron el apoyo de los kurdos emigrados y de parte de la izquierda. Así, en el nuevo Parlamento surgido de las elecciones contarán con 35 diputados, casi doblando los 20 logrados en 2007.
Es un buen resultado desde cualquier punto de vista, ya que lanza un mensaje claro al nuevo gobierno de Erdogan: quien quiera dirigir Turquía de forma democrática no puede obviar el tema kurdo. Quizás el primer ministro entendió el mensaje puesto que, durante su discurso, dijo: “iremos a ver a los partidos de oposición, hablaremos con ellos y buscaremos el consenso”.
Erdogan, "líder mundial"
Por Andrés Mourenza (El Periódico)
La economía y no la política exterior es el factor que decanta unas elecciones. Sin embargo, los seguidores de Recep Tayyip Erdogan (Estambul, 1954) hacen hincapié en que es un «líder mundial» .
El turco de la calle no se interesa por los detalles de las intrigas diplomáticas, pero no le pasa desapercibido que Barack Obama departa con Erdogan de igual a igual o que el primer ministro turco sea capaz de poner en su sitio al presidente israelí, Shimon Peres, delante de otros dirigentes internacionales. Acostumbrados a ser menospreciados como una nación de tercera fila, los orgullosos turcos ven en su altivo primer ministro a alguien que les ha devuelto una importancia internacional que no tenían desde el Imperio otomano.
Ahora Erdogan comienza su tercera legislatura consecutiva. Ningún político turco lo había logrado desde Adnan Menderes, que gobernó sin interrupción de 1950 a 1960 y acabó ahorcado por los militares tras su deriva autoritaria.
«Pragmático, oportunista y carismático» , son los adjetivos que definen a Erdogan según un observador europeo. Durante su primera legislatura fue capaz de abrirse a las más diversas tendencias políticas, contribuyendo así a la democratización de Turquía. En cambio, en los últimos años ha reforzado su poder en los ámbitos político, judicial y económico. Ahora favorece a sus adeptos.
Otro aspecto preocupante de Erdogan es su cada vez mayor intolerancia a las críticas. El gran orador que atrae a las masas con su lenguaje cercano y discursos improvisados se ha dejado llevar por la chulería del chico de barrio que fue. Esto no sería un problema en un país que adora a los líderes fuertes, siempre que sea a corto término. Está por ver si, en el tercer mandato, Erdogan volverá a la senda conciliadora o se impondrá su arisco carácter.
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