El V Foro Mundial del Agua que deberá adoptar este fin de semana una declaración ministerial, entró hoy en su recta final con duras negociaciones sobre la posibilidad de establecer como un derecho humano el acceso a este vital recurso natural. Aunque todos los países coinciden en la necesidad de avanzar en el derecho del acceso al agua, existen grandes diferencias sobre la forma de expresarlo, pues los diversos textos propuestos tendrían consecuencias políticas diferentes. Así, en los pasillos del Palacio de Congresos de Sütlüce y en las reuniones bilaterales de las delegaciones, se ultiman las posiciones de los 150 países que estarán representados en la cumbre ministerial.
Según explicaron a EFE fuentes internas del foro, dentro del colectivo de países de la Unión Europea (UE), Holanda, España y Alemania están presionando para que el voto de este grupo se decante por la declaración del agua como un bien de "derecho humano". En cambio, Francia, país donde están radicadas las mayores compañías privadas del sector hídrico, es contraria a esa declaración como derecho humano y prefiere mantener el actual texto en el que el agua es definida como "una necesidad básica". Por ello, los países de la UE se decantarían por una redacción intermedia, que se perfila como la definitiva en los documentos finales de trabajo.
Así, en la declaración ministerial se reconocería "el derecho a un abastecimiento y saneamiento de agua básico" y los países firmantes se comprometerían "a revisar cómo (este derecho) puede ser implementado en las leyes, regulaciones, políticas y prácticas nacionales". El problema, según los juristas, es que el concepto de "derecho básico" no tiene implicaciones jurídicas, como sí lo tiene el de "derecho humano", que se comprometen a respetar la mayoría de constituciones de los países del planeta.
En el seno de los países sudamericanos que, liderados por Uruguay, Bolivia, Venezuela y Cuba, han presionado duramente por la inclusión del "derecho humano" al agua, hay voces que disienten del documento de trabajo y consideran que la nueva redacción propuesta tampoco recoge sus demandas. Por eso, tal y como hicieron en el anterior foro de México en 2006, podrían proponer una declaración complementaria en la que los países firmantes dejarían clara su postura de reconocimiento del agua como "derecho humano" y pedirían que sea la ONU quien organice los futuros foros en esta materia, en sustitución del Consejo Mundial del Agua, una institución de carácter privado. Sería improbable que España se sumase a esta declaración si no lo hace el resto de países de la UE, explicó una fuente española que pidió el anonimato.
Entre los gobiernos de izquierdas latinoamericanos existe también un malestar considerable con la postura de Brasil, que ha abandonado el consenso sudamericano para alinearse con la posición liderada por Estados Unidos, Francia y Turquía.
Por su parte, México también se mostró a favor de que el Foro Mundial del Agua declare el acceso a este recurso como un derecho humano fundamental, siempre que quede claro que se trata de un servicio por el que hay que pagar. En declaraciones a EFE, el director de la Comisión Nacional del Agua de México, José Luis Luege Tamargo, consideró que este reconocimiento se podría interpretar como que el agua es gratuita "y esto es un problema, porque el servicio tiene un coste", que hay que sufragar a través de impuestos o a través del pago del servicio.
El ministro de Energía de Irán, Parviz Fattah, explicó en rueda de prensa su postura favorable al "derecho al agua" ante el resto de países de la Organización de la Conferencia Islámica. "Nuestro punto de vista está basado en nuestras creencias islámicas. Creemos que todas las personas de la Tierra tienen derecho a una cantidad de agua potable suficiente (para colmar sus necesidades), como sucede en Irán", afirmó Fattah.
El Consejo Mundial del Agua, la institución organizadora del evento, aseguró que todos los países coinciden en la necesidad de que el derecho al agua quede bien recogido en la declaración final. En una entrevista con EFE el jueves, el director general del consejo, Ger Bergkamp, consideró positivo que haya un "un grupo de países que quieran avanzar más y que se unan para ello".
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