ANDRÉS MOURENZA
Atenas, 8 de abril
Grecia intentaba ayer sobrellevar la resaca de una semana de protestas que ha dejado tres muertos, decenas de detenidos, numerosos daños materiales y la aprobación de las draconianas medidas aprobadas por el Gobierno de Giorgos Papandreu para evitar la bancarrota del país. Los negocios del centro de Atenas abrieron; el transporte público funcionaba; los ciudadanos acudieron a sus trabajos e incluso las prostitutas de los alrededores de la plaza Omonia se lanzaron por la mañana a la caza de clientes para compensar las pérdidas de días anteriores.
Sin embargo, era una calma tensa. El plan de ajuste, con recortes de salarios y pensiones y subidas de impuestos, obligará a los griegos a apretarse aún más el cinturón y podría asfixiar la ya de por sí tocada economía helena. Aris y un grupo de compatriotas albaneses observaban con preocupación los titulares de los periódicos colgados de un quiosco. Llegó a Grecia hace 12 años, cuando el elevado consumo griego proveía de empleo a los inmigrantes: «Estoy pensando en volver a Albania. Aunque paguen menos, hay trabajo».
Los bancos abrieron media jornada en protesta por la muerte de tres empleados en un incendio en los disturbios del miércoles. El número 23 de la calle de Stadiou era ayer una esquina triste. Cientos de personas pasaron ante la sede del Marfin Egnatia Bank para ofrecer sus condolencias, flores y mensajes de apoyo, denuncia o remordimiento.
Dimitris Karagianis, del Partido Comunista, alberga dudas sobre lo sucedido el primer día de la huelga general: «Tenemos pruebas de que algunos actos violentos han sido cometidos por provocadores de los servicios secretos», y asegura que su partido luchará contra las medidas de austeridad, impuestas a cambio de un rescate de 110.000 millones de euros ofrecido por la UE y el FMI. «Es un préstamo que va a terminar pagando el pueblo y disfrutarán los grandes empresarios», denuncia.
«La gente está dispuesta a aceptar las medidas de ajuste del Gobierno si es a cambio de justicia. Pero parece muy difícil que los que causaron la crisis que ahora vivimos terminen en la cárcel», afirma el periodista Pantelis Gonos.
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El interés de la deuda pública helena sube hasta el 12,4 % (El Periódico)
Los bonos griegos traen de cabeza a los mercados a medida que se acerca el próximo vencimiento de deuda pública. El 19 de mayo, Grecia deberá pagar 9.000 millones de euros de los que no dispone. Ayer, el interés de los títulos a 10 años se disparó hasta el 12,4%. Giorgios Glynos, exmiembro de la Comisión Europea, cree que la ayuda europea llegará a tiempo para cubrir el pago: «Los problemas los veremos en los siguientes vencimientos a lo largo de los próximos dos años».
Este economista considera que las medidas de austeridad impuestas por el Gobierno serán efectivas solo si la sociedad griega lo tolera y la situación internacional no se deteriora: «Si otros países de la eurozona, como España o Portugal, no toman medidas, se producirá un efecto dominó».
La confianza está minada incluso en el propio mercado interno. Stavros, un trabajador de banca en una zona bienestante de Atenas, explica que en los últimos dos meses los clientes han retirado de su oficina ocho millones de euros: «Hablo de hasta 100.000 o 200.000 euros de golpe». «En los últimos días hemos trabajado mucho enviando dinero de nuestros clientes fuera del país: a Chipre, Reino Unido, Suiza o a paraísos fiscales», añade.
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