La policía turca ha efectuado hoy (lunes, 11 de julio) una nueva ronda de detenciones en relación al supuesto escándalo de partidos amañados y ha detenido a cinco personas, entre ellos Sadri Sener, presidente del Trabzonspor, y Mahmut Özgener, expresidente de la Federación de Fútbol de Turquía (TFF).
Según informaron los medios turcos, los detenidos pasarán a disposición judicial para que se decida si son enviados a prisión y, de acuerdo a la cadena de televisión NTV, la policía dispone de una lista de 25 nombres de sospechosos para detener.
La noticia llegó sólo un día después de que el tribunal que investiga el caso ordenase la entrada en prisión preventiva de Aziz Yildirim, el millonario empresario que preside el Fenerbahçe, actual campeón de liga, en el que juegan el español Dani Güiza, el uruguayo Diego Lugano y los brasileños André Santos y Álex de Souza.
El encarcelamiento de Yildirim -que ha tratado de evitar durante la última semana alegando problemas de salud- provocó la rabia de los aficionados del Fenerbahçe, que cortaron calles e intentaron impedir que el coche policial que transportaba al presidente llegase a su destino.Por ello, la policía hubo de emplearse con dureza y dispersar a la multitud con gases lacrimógenos.La pasada semana, 61 personas fueron detenidas, de las cuales 26 están bajo arresto, entre las que destacan, dos vicepresidentes del Fenerbahçe -Sekip Mosturoglu y Olhan Eksioglu-, el presidente del Sivaspor -Mecnun Odyakmaz-, el entrenador del Eskisehirspor -Bülent Uygun- y el presidente del Giresunspor -Ömer Ülkü-.
En concreto, se acusa a los tres clubes de haber amañado sus encuentros, permitiendo al equipo estambulí proclamarse campeón gracias a la diferencia de goles frente al Trabzonspor.Sin embargo, la detención hoy del presidente del Trabzonspor y la imputación de dirigentes del Giresunspor -de segunda división-, además de las sospechas sobre distintos árbitros y periodistas, abre la posibilidad de que se trate de una trama mucho mayor.
De hecho, también Yildirim Demirören, presidente del Besiktas -cuya camiseta visten el español Guti y los portugueses Quaresma, Simao Sabrosa, Manuel Fernandes, Bébé y Hugo Almeida-, ha sido llamado a declarar como sospechoso, pero no será enviado a prisión.Por el momento, el único nombre extranjero al que se ha implicado en la trama es el del nigeriano Emmanuel Emenike -recién fichado por el Fenerbahçe-, quien fue obligado a pasar una noche en el centro de detención para inmigrantes sin papeles de Estambul."Han sido los peores días de mi vida. Quiero olvidarlos. Ni siquiera en Nigeria he vivido una cosa así", afirmó a la prensa tras volver a los entrenamientos.
Según el sumario de la Fiscalía, se acusa a los imputados de establecer "una organización criminal" destinada a amañar los partidos de la Superliga turca (primera división) y la Bank Asya 1. Lig (segunda división) y se piden al menos 7,5 años de cárcel para el presidente del Fenerbahçe.
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, mostró su pesar por la situación que se ha creado pero pidió paciencia a los seguidores del Fenerbahçe."Yo también soy del Fenerbahçe, pero hay que afrontar este tema con madurez. Se trata de una decisión judicial", afirmó.
Según los analistas deportivos turcos, lo más probable es que el Fenerbahçe -y quizás también el Eskisehirspor y el Sivasspor- sea obligado a descender a segunda división. La cuestión es, según el diario 'Milliyet', que si el proceso judicial no se inicia antes del 6 de agosto, cuando comienza la liga turca, los equipos supuestamente implicados no podrán ser penados y el Fenerbahçe no será excluido tampoco de la Liga de Campeones europea, al menos durante esta temporada.
El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ha sido muy duro con el escándalo turco y ha exigido que a todos los implicados "se les prohíba de por vida" volver al deporte rey. La Federación turca ha convocado hoy una reunión extraordinaria junto a los presidentes de los equipos que aún se encuentran en libertad, directivos e intelectuales relacionados con el mundo del fútbol para tratar la polémica.
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