Se hacen llamar El ojo secreto del Tráfico o El rostro que no se ve, aunque su nombre oficial es Inspectores Honorarios de Tráfico. Son voluntarios que se dedican a cazar a los infractores de las normas de seguridad vial por toda Turquía y, amparados en su condición de ciudadanos anónimos, multarlos sin piedad. De hecho, las cifras de accidentes en Turquía son escalofriantes. En los últimos 27 años, han fallecido 140.000 personas en las carreteras, cuatro veces más que en la guerra no declarada del conflicto kurdo, y siete millones de personas han sufrido algún tipo de incapacidad directamente relacionada con los accidentes de tráfico. La situación es tan alarmante --"en Turquía se produce el 22% de los accidentes de Europa"-- que el mismo presidente, Abdulá Gül, se ha convertido en el modelo de una campaña publicitaria para concienciar a los turcos sobre el uso del cinturón de seguridad. Y es que algunos incluso consideran que abrocharse el cinturón es una falta de confianza en el conductor. Impedir la anarquía Para impedir que prosperase la anarquía en las carreteras turcas y como modo de echar una mano a la policía, en 1998 se fundó esta organización. Hoy tiene 11.000 miembros en toda Turquía. "Los Inspectores Honorarios de Tráfico son representantes de la sociedad civil cuyo cometido es luchar contra estos virus del pensamiento tan presentes en nuestra sociedad como son la negligencia, la indolencia, el qué-chorra-más-da, el a-mí-qué-me-importa o el a-mí-no-me-pillan", reza en su página web. "En Turquía, el tráfico es un problema muy grave, porque la gente no obedece las normas y con la Fórmula 1 es aún peor, porque los niños ricos intentan emular a los pilotos. Sin embargo, cuando un infractor ve a la policía, se asusta y no se atreve a saltarse las reglas; por eso es necesario que teman que alguien les pueda ver", dice el profesor Orhan Kural, miembro del grupo. El abogado Sami Güleçyüz, presidente de la asociación, lo remata así: "La gente conoce la existencia de estos inspectores pero lo importante es que no te ven, no saben si la persona que tienen delante es uno de ellos o no, y por eso no se atreven a saltarse las reglas. Somos como policías civiles". Con todo, los requisitos para convertirse en inspector son estrictos: se debe ser mayor de 40 años, poseer una titulación universitaria, 10 años de carnet de conducir y no haber recibido ninguna sanción en el último lustro. A cada uno de estos ojos secretos del tráfico se les ofrece un cursillo de una semana y se les entrega un cuaderno de multas. El sistema es sencillo: cuando un voluntario observa una infracción, apunta la matrícula del transgresor sin decir esta boca es mía y da la multa al primer policía que encuentra previa presentación del carnet de miembro de la organización. El desprevenido conductor recibirá la sanción en casa. "Nadie hace nada" "En Alemania, si alguien te ve haciendo algo ilegal, llama a la policía. Pero en Turquía la gente pasa; y eso se sabe. Por ejemplo, los alemanes, que en su país respetan todas las reglas de tráfico, cuando vienen a Turquía arrojan las colillas por la ventana y conducen como les da la gana. ¿Por qué? Porque se dan cuenta de que nadie les hace nada", se queja el profesor Kural. Por eso, según Güleçyüz, la asociación cumple el cometido de acercar a Turquía a las normas viales de la UE, y contribuye a conseguir un tráfico ordenado, que es "esencial para la democracia". Sin embargo, el sistema no es del todo perfecto, confiesa Kural, pues se ha detectado que algunos inspectores se aprovechan para ventilar las rencillas personales a base de multas dirigidas contra sus enemigos. Eso sí, cuando se descubre que alguien ha utilizado la asociación en su provecho o si un miembro comete una infracción en la carretera, es expulsado del cuerpo. El símbolo de los inspectores es un escudo con dos flechas y un ojo en el centro, un emblema con tintes orwellianos, aunque Sami Güleçyüz niega que la idea tenga nada que ver con el Gran Hermano: "Originalmente, la palabra República quiere decir que son los ciudadanos los que se gobiernan y controlan las cuestiones públicas. Eso es lo que hacemos nosotros". Es más, este abogado pretende que esto sirva de ejemplo y pronto se creen más ojos secretos para combatir la evasión de impuestos, las infracciones en la sanidad o la desobediencias de las normativas de hostelería.
06 junio 2008
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