Andrés Mourenza
La ONU adoptó hoy en Estambul un plan de acción destinado a mitigar en esta década la penuria económica en los países más pobres, centrado, en gran parte, en elevar la productividad, una medida que no ha satisfecho a todos.
Se trata de un programa de acción "realista y ambicioso" -según dijo en rueda de prensa el finlandés Jarmo Viinamen, presidente del comité preparatorio de la IV Conferencia de la ONU sobre los Países Menos Desarrollados (LDC, por sus siglas inglesas), que concluyó hoy. El objetivo es que en 2020 se haya reducido a la mitad el grupo de los LDC, formado por 33 naciones africanas, nueve asiáticas, cinco oceánicas y una americana (Haití) con el menor Índice de Desarrollo Humano del mundo. Según el subsecretario general de la ONU, el maliense Cheick Sidi Diarra, países como Samoa, Tuvalu o Vanuato podrían salir de la cola del desarrollo en los próximos dos años; Guinea Ecuatorial, Angola y Timor Oriental en los próximos cinco y Bangladesh y Nepal durante la presente década. Con todo, admitió que, a partir del próximo julio, cuando se oficialice la independencia del sur de Sudán, es probable que este nuevo Estado se incorpore al grupo de los países paria.
"Durante la última década se han hecho grandes esfuerzos y estos países han mejorado sus indicadores, se ha reducido su deuda externa y se ha incrementado la ayuda internacional", añadió Diarra. Sin embargo, los más críticos recuerdan que el número de países en peores condiciones era de 25 en 1971 y de 48 en la actualidad y que sólo tres estados -Botsuana en 1994, Cabo Verde en 2007 y Maldivas en 2011- han podido "graduarse" del grupo LDC. También hacen hincapié en que, a pesar de que en la Conferencia de Bruselas de 2001 se pactó un incremento de las ayudas de los países más ricos a los LDC hasta el 0,15 por ciento de la Renta Nacional Bruta (RNB), ésta sólo ha aumentado hasta el 0,09 % (0,11 en el caso de España). Y en esta reunión tampoco se ha avanzado en el tema.
Una fuente diplomática europea reconoció a Efe que los países más pobres no están contentos con el resultado de la cumbre, entre otras cosas, porque la representación de los países donantes -los más desarrollados- ha sido de bajo nivel. "De todas formas, los países más pobres entienden que la situación económica en nuestros países es delicada debido a la crisis", explicó.
Las guías del llamado Programa de Acción de Estambul pasan por mantener un crecimiento del PIB superior al 7 % anual gracias a "un incremento de la productividad en todos los sectores económicos" de los LDC y por reducir su vulnerabilidad ante las crisis económica, climática y alimentaria, ya que la mayoría de estos países, a pesar de su riqueza natural, deben importar los alimentos. Asimismo, llama a fomentar la igualdad de sexos, fomentar el buen gobierno y la transparencia, y hacer más efectiva la ayuda internacional. Sin embargo, diversas ONG criticaron que el programa es demasiado vago, no acepta condonar la deuda externa ni permite a los LDC exportar a los países ricos sin aranceles ni cuotas, tal y como pedían. "Por supuesto no se podía cumplir el cien por cien de las expectativas. Se trata de un pacto entre los países más pobres y sus donantes", concedió Upendra Yadav, ministro de Exteriores de Nepal, el país que preside el grupo LDC.
Según Diarra, lo más importante que se ha conseguido es reforzar el papel de los gobiernos de los LDC como "líderes" a la hora de establecer las prioridades de su desarrollo, reforzando su independencia. El subsecretario de la ONU también subrayó la importancia de crear regímenes fiscales especiales en los LDC para atraer las inversiones ya que "el futuro está más en el comercio y en la inversión directa que en la Ayuda al Desarrollo".
Distinta opinión expresaron, en un comunicado, las organizaciones de la sociedad civil que participan en la conferencia. Según estas organizaciones, es positivo que el plan de acción haga hincapié en la productividad -pues "crea empleo"- y que se permita a los gobiernos guiar su desarrollo, pero consideraron negativo que el programa de acción se base en la "liberalización económica". La experiencia enseña -dijeron- que esto puede llevar a una "explotación insostenible" de los recursos naturales y humanos de los países pobres por parte de las grandes empresas.
La cuarta Conferencia de la ONU sobre los Países Menos Desarrollados se encamina al fracaso, ya que, según organizaciones de la sociedad civil, el plan de acción que se adoptará mañana (viernes 13 de mayo) no atiende peticiones esenciales como condenar la deuda externa, aumentar la ayuda económica o eliminar los aranceles.
“Estamos consternados y desilusionados porque el Programa de Acción (…) deja a la gente que vive en los países menos desarrollados en una posición peor que la actual”, criticó en rueda de prensa el nepalí Arjun Karki, portavoz de las numerosas ONG que participan en la cumbre de Estambul. Según las organizaciones de la sociedad civil, en el nuevo plan han primado, “de una forma cínica”, “los intereses comerciales y financieros, sin tener consideración alguna por el desarrollo”. El Programa de Acción de Estambul será adoptado mañana en la clausura de la conferencia y marcará las directrices de la ayuda a los Países Menos Desarrollados (LDC, en sus siglas inglesas) durante la próxima década, en sustitución del plan aprobado en la cumbre de Bruselas de 2001.
El grupo de los LDC está formado por 33 países africanos, 9 asiáticos, 5 de Oceanía y 1 americano (Haití) que presentan el menor Índice de Desarrollo Humano del planeta. A pesar de que su población suma 885 millones de personas (el 13 por ciento mundial), sólo se reparten el 1 % de la riqueza total y tres de cada cuatro de sus habitantes viven con menos de 2 dólares al día.
La presente conferencia se celebra en Estambul durante esta semana y está dividida en cuatro sectores (gubernamental, interparlamentario, privado y sociedad civil), cada uno de los cuales ha hecho sus aportaciones. “Todo el mundo habla de la importancia de la participación de la sociedad civil, pero parece que no tienen en cuenta nuestras opiniones”, se quejó Ihsan Karaman, de la ONG turca Doctors Worldwide.
Los representantes de estas organizaciones alertan de que se está perdiendo una gran oportunidad y denuncian que la ONU había mostrado su “compromiso” antes de la conferencia y había prometido incrementar la ayuda. Pero ni ha habido aumento de ayuda económica a los LDC hasta el 0,15 % de la Renta Nacional Bruta (RNB) de los países desarrollados, ni se ha acordado la condonación de la deuda externa, dos propuestas que había hecho el Grupo de Eminencias designado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon. Según la activista etíope Azeb Girmai, tampoco ha habido avances en el apoyo a los países pobres en la lucha contra el cambio climático, a pesar de que la propia ONU reconoce que es uno de los principales problemas a los que se enfrentan las naciones menos desarrolladas, casi todos ellas situadas en la franja tropical del planeta.
Con todo, una fuente diplomática europea explicó a Efe que “el plan de acción aún no está cerrado”, sobre todo debido a las divergencias entre Estados Unidos y el G-77, el grupo de países menos desarrollados y en vías de desarrollo que ahora preside Argentina.
En concreto, las dos delegaciones más enfrentadas son la bangladesí y la estadounidense, puesto que la segunda no acepta la propuesta de que los LDC puedan exportar sin aranceles ni cuotas a los países más ricos, a lo que Bangladesh y otros estados pobres dan suma importancia. “Hemos pedido que se eliminen tanto estas como otras barreras que obstaculizan las exportaciones de los países pobres y no vemos nada de esto en el plan de acción”, aseguró Karki. De acuerdo con el portavoz, en el plan que se adoptará mañana no se especifican “compromisos reales” con el desarrollo en los países más pobres y no se establecen “objetivos cuantificables” ni mecanismos de supervisión que permitan hacer a los gobiernos “responsables” de su cumplimiento o no. “Adoptando este programa, los gobiernos están incumpliendo acuerdos anteriores”, denunció Karki.
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