Andrés Mourenza
Estambul
Ni la represión –que ya ha causado centenares de muertos–, ni la policía secreta, ni los llamamientos del Ministerio del Interior a que se quedaran en casa. Nada amedrentó ayer (viernes) a los sirios, que tomaron nuevamente las calles en la séptima semana de protestas contra el régimen de Bashar el Asad. Lo llamaron, acertadamente, Día del desafío . Al menos, hubo 26 muertos.
Los manifestantes sirios cortaron al tráfico avenidas, plazas y carreteras en una docena de ciudades, incluido el extrarradio de la capital, Damasco, al grito de «¡Abajo el régimen!» y «¡Dios es grande!».
Nuevamente, el régimen no tuvo piedad del clamor popular. La represión se centró en especial en Homs, donde las fuerzas de seguridad abrieron fuego contra los manifestantes y, según la agencia Reuters, mataron a 15 personas. «Disparaban desde el suelo y desde los tejados de los edificios», explicó un testigo.
LA UNIVERSIDAD / Tras haberse retirado del centro de Deraa, cuna de la revuelta, que lleva más de una semana asediada por las tropas de Asad, los tanques tomaron el núcleo urbano de Homs, la tercera ciudad del país. Según la cadena Al Arabiya, los soldados también atacaron la universidad, pues, aunque antes fuesen centros de apoyo al régimen, también los universitarios han comenzado a tomar partido por los rebeldes.
En Hama, la ciudad bombardeada por el padre del actual presidente en 1982 causando entre 10.000 y 40.000 víctimas, también las protestas de ayer fueron reprimidas duramente y diversas agencias confirmaron al menos seis muertos. En Damasco, un número indeterminado de personas tuvieron que ser hospitalizadas por heridas de bala. También hubo víctimas mortales en Jabla, en el oeste del país.
Algunas noticias hablan de reclutas del Ejército pasándose a los rebeldes, pero debido al bloqueo informativo es difícil saber qué ocurre. Con todo, se trata de incidentes muy aislados pues el régimen continúa controlando, a través de su familia, las riendas de las Fuerzas Armadas.
Los 27 estados de la UE llegaron ayer a un acuerdo político para imponer a Siria un bloque de sanciones de congelación de bienes y veto de visado. Estas sanciones afectarán a 14 jerarcas del régimen sirio, pero no incluyen a Asad, a pesar de que varios países, como Francia, lo reclamaban. Los Veintisiete han optado por excluir al presidente de esas primeras sanciones para mantener abierta una línea de diálogo con el régimen, indicaron fuentes diplomáticas, informa Eliseo Oliveras .
Andrés Mourenza
Estambul
El Ejército sirio penetró ayer en la ciudad costera de Banias, una de las más activas en la revuelta contra el régimen de Bashar el Asad, y reprimió duramente a la población local, a la que el Gobierno acusa de proteger a «terroristas islamistas».
Esta semana, el Ejército sirio había enviado refuerzos a la zona para cercar esta localidad de 50.000 habitantes y donde los rebeldes controlan la mayor parte de los barrios sunís desde hace casi un mes.
Antes del alba, los tanques entraron al centro de la ciudad desde tres puntos diferentes, con apoyo de bombardeos marítimos y, según algunos testigos, lo hicieron acompañados de paramilitares de los barrios alauís, la minoría religiosa a la que pertenecen la familia del presidente Asad y la cúpula de las Fuerzas Armadas. Este hecho podría exacerbar el conflicto étnico en la diversa Siria, que ha permanecido larvado durante años.
CORTE DE COMUNICACIONES / En Banias, los militares bloquearon las comunicaciones, cortando la electricidad y las líneas telefónicas, lo que ha impedido que los opositores informasen al exterior.
Lo que sí trascendió es que durante la toma de la ciudad las tropas se encontraron con la resistencia de una manifestación de mujeres que exigía la liberación de los presos políticos. «Los miembros de las fuerzas de seguridad les pidieron que se retirasen y, cuando se negaron, abrieron fuego, matando a tres de ellas e hiriendo a otras cinco, que fueron hospitalizadas», explicó un activista a la agencia AFP.
Tras conocerse la muerte el viernes de 27 personas, EEUU dijo que tomará «medidas adicionales» contra Siria si sigue la represión. Mientras tanto, en Estambul el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pedía ayer a los líderes árabes que «escuchen las legítimas demandas de sus pueblos», especialmente a las mujeres. Asad parece hacer oídos sordos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario